25 enero, 2008

Rock me, baby

Ahí estaba yo, sapo de otro pozo. Metida en charlas de pañales y mamaderas. El baby call al lado de la panera adornaba la sobremesa del falso asado que se había convertido en una suerte de focus group donde lo único que se comentaba eran los beneficios de tal o cual marca y si el chico come o duerme lo suficiente. A pesar de todo, trataba de ser fiel a mi espíritu susanístico y tomaba nota mental de todo lo que no se debe hacer en ese universo de madres primerizas. No hay manuales al respecto pero sí hay experiencias, lecturas y música. Mucha música que ayuda a calmar a las fieras.



Las primerizas hablaban con entusiasmo del danonino y las liquidaciones de Cheeky pero poco o más bien nada de la música que escuchaban sus críos hasta que se me ocurrió meter el bocadillo del "efecto Mozart". Me miraron como bicho raro, pero el foco de atención había cambiado y cuando me quise dar cuenta me explayaba en una clase magistral sobre estimulación temprana. Hace más de 40 años, un otorrinolaringólogo francés vió la punta del iceberg de un negocio gigante. Descubrió y pudo comprobar médicamente que cuando el bebé escuchaba la melodía del austríaco se producía un aumento en la energía cerebral y en el rendimiento intelectual. Y no sólo eso, Mozart era el somnífero perfecto luego de un llanto infernal.


Rápidamente el método dio la vuelta al mundo y los sellos discográficos afilaron sus colmillos con sólo pensar en el panorama que se les ofrecía ante sus narices. Mozart podría llamarse Vivaldi y de Vivaldi a Beethoven había sólo un paso. Los bebés no podrían distinguir la diferencia y el negocio así planteado sería una mina de oro, y como todavía se le podía seguir sacando jugo a la cuestión los ejecutivos se preguntaron ¿por qué no probar con los clásicos del rock y el pop? Así, los bebés cool de hoy también pueden disfrutar las melodías de Coldplay, Queen, Guns and Roses y los Stones, entre otros. La fórmula es simple: las melodías vocales son reemplazadas por organitos y de fondo pianito y xilofón.


En la actualidad existe en el mercado de música para bebés un abanico de opciones de bandas. El primero que escuché fue Babies go The Beatles, pero los que saben dicen que el sello Rockabye Baby es superior. En nuestro país cuesta conseguirlos pero se puede.


Lullaby renditions of Radiohead no reemplazará jamás los discos de María Elena Walsh pero escuchar la versión infantil de Paranoid android es un viaje por demás gratificante.


Para saber más se puede ingresar a http://www.rockabyebabymusic.com/ o mejor aún, practicar hasta que llegue ese momento de tener un bebé en los brazos.

La sobremesa del asado nunca volverá a ser igual.

No hay comentarios:

Publicar un comentario