18 agosto, 2008

El arte de envejecer con estilo

Todavía no lo conozco pero sé que será un compañero dulce y cariñoso. Lo llenaré de atenciones y mimos y lo llamaré Al Pacino. Sí, mi próximo perro merece un nombre de un gran hombre. No podrá ni querrá pasar desapercibido. Tendrá personalidad. Será macho, desbordará masculinidad a su paso. Sabrá como tratar a una dama, hará honor a su condición animal si es necesario y también será sinvergüenza, vanidoso y seductor. Con el paso del tiempo se convertirá en un bon vivant. Vivirá rodeado de comodidades, hembras y placeres hasta que le llegue la vejez y su principal preocupación sea mantener intacta su lucidez y tener una muerte digna.
Al gran Al Pacino se le perdonará todo porque es pura entrega. Cuando decida ponerse en movimiento lo hará con pasión sino no valdrá el esfuerzo.
Será clásico. Nunca pasará de moda. Será gracioso cuando la situación lo requiera y será malo pero no morderá.
Al Pacino es el hombre de las mil historias. Su cara no lo deja mentir. Es el macho con cara de perro que ha vivido bien. Intensamente. Que se casó con todas y con ninguna. Nació para eso. Y aunque tenga más achaques que pelos en la cabeza, aunque a veces se sienta acorralado y a duras penas logre salir ileso de una situación peligrosa, no pierde nunca la elegancia. Y él de eso tiene y mucho. Por eso siempre tendrá un plato de comida y un lugar asegurado en nuestra cama. Porque cuando sonríe y hasta cuando se enfurece es imposible no quererlo.
Y aunque el tiempo pase y nos pongamos viejos, Al Pacino lo hará con estilo y elegancia. Como lo hace un varón sensible y rudo a la vez. Una combinación perfecta.

17 agosto, 2008

En la variedad está el gusto

(Kevin Johansen + The Nada, La Trastienda, 7 de Agosto de 2008). Habían pasado unos minutos de las 9 de la noche cuando Kevin Johansen, el hombre de la voz grave, confesó haber llegado a las instalaciones del barrio de San Telmo gracias al combustible espiritual de Ari Paluch. Con chicanas, buscando la sonrisa cómplice, el paladín de las palabras inauguró así una nueva serie de recitales en La Trastienda dejando en claro que a partir de ese momento la solemnidad queda en la puerta y la incorrección es bienvenida.
Arriba del escenario la iluminación es tenue. Suena Ese lunar, una rumba flamenca. El público aprovecha el instante zen para terminar sus consumiciones, sacar fotos, grabar videos caseros y lograr un mejor ángulo de visión, pero la calma dura poco. Atento a las nuevas tribus urbanas Kevin comenta que en su banda hay un par de emos dando vueltas por ahí, aunque sobre todo son una banda glam y por ello sus cumbias también lo son. Le gusta esa palabra: glam. La usa bastante. En mi cabeza es entonces la cumbia glam que pone a todos a bailar, con ella la baja sensación térmica sufrida en el acceso al lugar unos minutos atrás queda en el olvido.
Kevin no cae en el lugar común de cantar sobre amores perdidos, tristezas y abandonos varios. Le interesan demasiadas cosas y esa variedad, es justamente la fortaleza de su propuesta musical. Nos mete de prepo en su imaginario donde las chicas rolingas se vuelven adictas a la bailanta, canta sus rezos a los santos, también a los turistas que recorren Puerto Madero y a las cumbieras que hablan de Jung y Simone de Beauvoir. Se expresa indiscriminadamente en gringo y en lunfardo, hurga en la bossa, experimenta con la murga uruguaya, los ritmos tropicales, hace rumbas con aires de milongas, mezcla funk con chacarera y se pone meloso con algún bolero y un poco de jazz. A pesar que algunos ritmos pueden causar escozor Kevin logra lo imposible: los deforma y le sale lindo. Además, este menjunje musical no hace más que ponderar sus dotes de gran cantante por encima de cualquier base musical.
Durante el recital hay homenajes a Don Atahualpa Yupanqui (Atahualpa, you funky), James Brown (Chill out, James) y confiesa sin ponerse colorado su amor por la actriz Susan Sarandon y le canta el bello tema folk Susan surrender. También hay tiempo para un set acústico que incluye temas de sus discos anteriores y del actual Logo. Con su guitarra al cuello cuenta el estado de enamoramiento obsesivo que lo llevó a escribir Hindú blues, coquetea con el bolero y las promesas de amor que suelen hacerse en Oops!, recrea un clima infantil con la canción de cuna La hamaca, deja a las chicas suspirando con Luna sobre Porto Alegre, comparte una lección sobre cómo afrontar una ruptura con dignidad en Desde que te perdí y da sobradas muestras de su buen nivel de francés en La chanson de Prevert.
De buen ánimo y en la mitad de su concierto Kevin se muestra abierto a lo que el público le pide. Se saca su campera de diseño de Palermo viejo, deja asomar las horas invertidas en gimnasio y canta Down with my baby, y con ella las mujeres caemos rendidas con su voz amodorrada a lo Barry White. Pero como en toda fiesta llega el momento de ponerse la corbata en la cabeza, el cantante y su banda se despachan con las canciones que todos queremos escuchar, los éxitos de hoy y de siempre: Mc Guevara's o Che Donald's, Daisy, La tangómana, una versión malambeada de We can work it out y le saca el jugo a su rol de showman con Timing, mientras recorre micrófono en mano todas las mesas y el primer piso del lugar, saludando y agradeciendo la presencia del público. La fiesta no termina. Pareciera ser que Kevin siempre quiere tocar todo su repertorio. El público agradece tanta verborragia y derroche de generosidad y baila en los pasillos porque ya es imposible quedarse sentado con Sur o no Sur, La chica rolinga o con la danza comunitaria que se produce con El incomprendido, polka mixada con Zorba el griego. Las chicas suben al escenario, se dan el gusto de besar a Kevin, le festejan la guitarra eléctrica de Hello Kitty que usa en S.O.S. tan fashion y todos cantamos la canción que da título a su cuarto disco: Logo.
Hay más temas, hay bis, hay clima de Amistad de borrachera y ese ranchera indica que ese sí es el final de una noche de mezcla infinita, como una buena degustación de postres. Distintos sabores. Distintas texturas. Imposible no tentarse con alguno.
Aquí, una muestra:


Kevin Johansen + The Nada siguen presentando su cuarto disco Logo en la Trastienda, el 21 de Agosto y el 4 de Septiembre.