27 enero, 2011

Mi amiga Sofia


Se dicen muchas cosas de Sofia.
Se dice que hace películas para un público indie y sensible.
Se dice que se repite, que abusa del recurso de filmar a gente rica con tristeza.
Se dice que le gusta plantar su cámara y dejarla fija un buen rato para que podamos observar cada detalle hasta un punto insoportablemente minucioso.
Es probable que todo lo anterior sea cierto, pero también es justo y necesario decir que nadie supo correrse de la sombra de un padre enorme como lo hizo Sofia, y mientras muchos se empeñan en criticar su filmografía ella sigue haciendo lo que siempre supo hacer: estilizar el cine.
Su sentido del humor, entre sutil e infantil, y la belleza naif de sus imágenes están presentes en una pileta de una suite exclusiva en Milán, en el supermoderno Sheraton de Tokio, en una colección de zapatitos rococó y la mesa dulce que disfrutaba María Antonieta o en esas rubias melancólicas y suicidas.
Dueña de una gran sensibilidad Sofia Coppola es especialista en filmar como nadie la soledad. Son un clásico sus escenas silenciosas y esos personajes insatisfechos que parecen vagar por una vida aparentamente vacía y sin sentido.
Somewhere, su última película por la que ganó el León de Oro en Venecia, no es la excepción.
La película nos muestra la vida de Johnny Marco (Stephen Dorff) un actor de cine canchero que atraviesa la crisis de los 40, papá de Chloé (Elle Faning) una chica de 11 años, delicada y madura en contraposición a su padre.
Johnny parece tener todo lo que un hombre querría tener: una ferrari, mujeres a su disposición, fiestas, fama y cerveza siempre a mano en el Chateau Marmont, mítico hotel de actores en Sunset Boulevard donde vive. Pero el caso es que Johnny está solo y Sofia se encarga de mostrarlo de un modo exasperante. El espectador acompaña esa sensación de tedio y abulia que vive el protagonista. Nos aburrimos con él de la belleza felina de las mellizas que le hacen un baile del caño en su habitación, soportamos las preguntas tontas en una conferencia de prensa, nos sentimos incómodos en la entrega de unos premios bizarros italianos y nos falta la respiración cuando nos someten con el protagonista a realizarnos una máscara para una película.
Del tedio a la crisis existencial hay un solo paso y esto es lo que le va a pasar a Johnny hasta que su ex mujer le endose por unos días a Chloé y ahí la película se llena de luz y color.
La angelical Elle Faning (hermana menor de Dakota) trae a la vida de su padre sonrisas, juegos, sol y desayunos ricos. Él saca la energía de algún lado y parece disfrutar por una vez en la vida de todo lo que significa estar cerca de su hija; ya sea jugando con la wii, en una pileta, siendo el único espectador en una clase de patinaje sobre hielo, haciendo compras para el campamento de verano de Chloé, mirando un capítulo de Friends o comiendo helado en la cama.



La experiencia de la paternidad movilizará al protagonista y de alguna manera lo hará reaccionar. El planteo existencial que mencionaba más arriba no tarda en aparecer ¿Quién soy? ¿Qué hice con mi vida? La verbalización de estas cuestiones es lo único que me atrevo a criticar de Somewhere. El universo de Sofia Coppola es sutil, es ese susurro entre Bill Murray y Scarlett Johansson en Perdidos en Tokio. No hay necesidad de ponerle nombre a las cosas. No hace falta aclaración. Sin embargo, promediando el final de Somewhere el protagonista hace catarsis de su fuckin life en un llamado telefónico lamentándose de estas cuestiones existenciales. Una escena que aporta poco si tenemos en cuenta que durante una hora y media Sofia se encargó de mostrarnos de distinta manera la vida miserable de este pobre tipo que es Johnny Marco.

Más allá de esta apreciación personal, a veces el cine nos somete a dejar de lado la crítica. Somos conscientes de esta debilidad que nos pasa con determinadas películas. A mi me pasa con las de Sofia Coppola.
Estoy segura que en otra vida fui su amiga.
Ojalá nunca deje de hacer cine.
Ojalá nunca nos prive de esos momentos de luz que tan bien sabe filmar, de bandas de sonido preciosas mientras un padre y una hija toman sol en unas reposeras con vista a una pileta perfecta, en un hotel cinco estrellas.

20 enero, 2011

Quiero arreglar todo lo que hice mal


Ya estoy yo, para grandes canciones
Para revelar emociones,
Para gloria matinal.


Para seguir era una de las más lindas canciones que incluía ese disco quíntuple imposible llamado El salmón, pero esta vez va en serio. Año nuevo, vida nueva parece haber dicho Andrés y aquello que alguna vez fue quíntuple en unos meses será doble y se llamará Salmonalipsis Now.
El nuevo disco de Calamaro incluirá los mejores temas del disco original y media docena de temas inéditos.

Ya era hora de redimir al salmón.
Perdonar es divino.

18 enero, 2011

Había una vez un circo

Tell me ¿what you don't like about yourself?



Hoy a las 10 de la noche cuando Sean McNamara o Christian Troy pregunten ¿Qué es lo que no le gusta de Usted? se me va a piantar un lagrimón.
Durante 6 años cada capítulo de Nip Tuck, la serie que relata la vida de dos cirujanos plásticos bastante impresentables empezó de la misma manera: con una pregunta, siempre la misma. Las respuestas a esa pregunta fueron tan diversas como caprichosas: obsesiones, culpas, inseguridades y ridiculeces al por mayor. Porque si hay algo que Nip Tuck supo hacer fue sacarle el jugo al ridículo. Los realizadores de la serie se rieron con nosotros y nos vendieron lo que quisieron: tráfico de órganos, reality show, enanos, actrices porno, cientología, anorexia, terapia de pareja, abusos carcelarios, enfermedades terminales y un circo de freaks adorables.
Había una vez un circo y se llamó Nip Tuck. Bienvenidos al número final.

Desde el primer momento Nip Tuck fue explícita, aunque con un poco de valentía las escenas de quirófano se superan sin dificultad.
Los diálogos y las situaciones que se generan entre los protagonistas ayudan a sobrellevar las escenas cruentas, y gracias al encanto de Troy y McNamara olvidamos el serrucho que tienen entre manos y la carnicería a la que podemos llegar a someternos.
Esta misma carnicería (que es pura ficción) hizo que todos los que alguna vez tuvieron la fantasía de pasar por un quirófano lo pensaran mejor.

La serie no tuvo personajes con nombres de filósofos como en la isla de Lost ni tampoco atentados que pusieran en riesgo la vida del presidente de Estados Unidos como en 24, pero gracias a ella nos familiarizamos con términos como rinoplastía, alopesia, mamoplastía y la toxina botulínica, el famoso botox. Así fue que aprendimos y compramos durante todos estos años el pequeño Nip Tuck ilustrado.
Pero esta noche, el manual se cierra y quedará en la biblioteca para cualquier consulta, para cuando tengamos ganas de ver alguna historia delirante o simplemente para admirar el cuerpo tallado del Dr. Christian Troy y sus boxer Armani.
De eso se trató Nip Tuck, de exponer no sólo el cuerpo sino todas nuestras miserias. Vimos como un labial rojo puede dejar de ser un elemento de seducción y convertirse en un instrumento siniestro que marque en cuestión de segundos todas clase de imperfecciones frente a un espejo.

Por otro lado es cierto que hubo escenas escatológicas, pero también hubo momentos bizarros y grandiosos como "Corazones y bisturíes", la serie de tv por la que Sean McNamara le roba protagonismo a su socio y amigo, el mujeriego Christian Troy. Hubo desplantes en un altar cuando Christian intentó ser un buen chico casándose con Kimber, aquella modelo y actriz porno que estuvo presente desde el primer momento de la serie y que finalmente tuvo un triste final arriba de un yate en esta 6ta. y última temporada. Hubo varios intentos de reconquista entre Sean McNamara y su mujer, peleas por custodias de hijos no-biólogicos, intentos de romance, mucho sexo, buena música y apariciones premium como las de Madonna y Joan Rivers, la más mala de la red carpet.

Christian y Sean vivieron la vida loca durante mucho tiempo. Llegó el momento de despedirse y madurar.
Atrás quedará Julia, la mujer que los dos amaron como pudieron. Matt, el hijo criado por este triángulo que no da pie con bola.
La Sra. Grubman, aquella cliente fiel de McNamara/Troy adicta a las cirugías estéticas. La insufrible psicóloga y madre de Julia, la actriz Vanessa Redgrave.
Collen, la manager de Sean en Hollywood cuando éste deviene estrella mediática.
Y por supuesto cómo no dejarla para lo último: Liz Cruz, la anestesióloga y amiga de la dupla Troy/McNamara. La misma que cayó en las redes de Troy, dejando a un lado su lesbianismo militante convirtiéndose por un rato en su mujer y guía cuando Christian pensaba que se moría solo como perro malo. Durante todas las temporadas Liz fue la voz pensante de esa clínica ultra moderna dirigida por McNamara/Troy, la única con sentido común y carácter de la que por h o por b no pueden deshacerse tan fácilmente porque la adoran y necesitan como chicos de jardín de infantes.

Termina Nip Tuck y yo confieso que he pecado durante 6 años.
Un corte, una quebrada y la puntada final.


Nip Tuck - Capítulo Final se emite por el canal FX, hoy a las 22 hs.

17 enero, 2011

And the winner is



En el vecinito somos cholulos. ¿Por qué ocultarlo? No nos avergüenza reconocer que somos aficionados a la temporada de red carpet. La escena es completa; jugamos un prode casero con todas las categorías, criticamos vestidos, nos alegramos cuando alguien que nos cae bien se lleva la estatuilla y sufrimos la traducción cuate.
Anoche se celebró una nueva entrega de los Golden Globe, el premio - anticipo de los Oscar en el que además se premian muchas de las series a las que el vecinito es aficionada. Por ejemplo, ya es un clásico ver competir a pesos pesados como Dr. House, Dexter y Don Draper de Mad Men en la categoría de Mejor actor en una serie dramática. Este año se sumó a la terna Steve Buscemi y ganó por Boardwalk Empire, la serie de HBO producida por Martin Scorsese.
En los Golden Globe es válido indignarse por cada estatuilla que acumule Glee o esperar que la prensa extranjera premie de una vez por todas la originalidad y no se repita regalándole globos de oro a la dupla Alec Baldwin -Tina Fey, por más simpáticos que parezcan. Dejando a un lado las preferencias, la entrega incentiva las ganas de ver algunas de las tantas series y/o películas que todavía no tienen fecha de estreno en nuestro país. Mientras tanto no vale quedarse de brazos cruzados. Hay películas que están en las carteleras porteñas, series que emiten capítulos estreno. Y si nada de esto es posible, bien vale la pena ver a gente como Al Pacino o Robert De Niro ovacionados de pie, con estatuillas honoríficas o no, derrochando glamour y simpatía a lo pavote. Por último, ya que estamos, envidiemos con salud (por supuesto) a esas chicas argentinas que están ahí, en la alfombra roja, del brazo de esas celebrities que supieron conquistar como el ascendente Matt Damon o el pequeño gigante Al Pacino.

A continuación, algunos de los principales ganadores:

Mejor Película - Drama: The Social Network
Mejor Director: David Fincher por The Social Network
Mejor Actor - Drama: Colin Firth por The King's Speech
Mejor Actriz - Drama: Natalie Portman por The Black Swan
Mejor Película - Comedia: The Kids are all right
Mejor Actor - Comedia: Paul Giamatti por Barney's Version
Mejor Actriz - Comedia: Annette Bening por The Kids are all right
Mejor Actor de Reparto: Christian Bale por The Fighter
Mejor Actriz de Reparto: Melissa Leo por The Fighter
Mejor Guión: Aaron Sorkin por The Social Network
Mejor Película Animada: Toy Story 3


Yo soy tu amigo fiel.
The Social Network, la película de Facebook fue la gran ganadora de la noche.

¿Hace falta presentarlos? Ella perdió por The Tourist.
El vestido, divino.

Aunque perdió por The Fighter mi voto de confianza es para Amy Adams, la chica Encantada.



Los años le sientan bien.

Bruce Willis fue uno de los presentadores de la noche. Impecable.


Al Pacino ganó el Golden Globe por interpretar al Dr. Muerte.

Si hay algo que Robert Downey Jr. sabe hacer es ponerle onda. Otro de los presentadores de la noche de los Golden Globe.


De Niro honorífico. Le llamó la atención que en el video que acompañó su homenaje no se incluyeran imágenes de Everybody's fine o Little Fockers. Bromeó con que esas películas podían conseguirse a la salida.

14 enero, 2011

Algún lugar encontraré


Viernes. Llego a la oficina hago mate y prendo la pc. El correo me avisa que mi amiga Paola comentó en Facebook mi enlace sobre la nota de Sofia Coppola. En un par de renglones sentencia:

"Ya mismo tenés que ir a verla. Esto es una orden, Gaby. Sabés que hablo en serio".

Conociendo mi febril fanatismo por Sofia quiero salir corriendo al cine.
Conociendo a mi amiga, también.
Somewhere no puede fallar.
No way.

06 enero, 2011

¿Qué hay de nuevo, viejo?


Somos el signo más seductor y sibarita del zoo chino.
Se nos conoce por nuestro gusto exclusivo, carisma y simpatía.
Tenemos feng shui innato.
Somos diplomáticos, inteligentes, vulnerables y delicados.
Estamos protegidos por el influjo lunar. Según la leyenda china hay un conejo en la luna llena, símbolo de longevidad, magia y suerte.
Nuestro peor rival es la melancolía, por eso necesitamos sobredosis de afecto, mimos, expresiones de amor y admiración.
Somos histéricos, manipuladores, no soportamos la competencia y podemos ser muy vengativos si nos traicionan.
Hicimos pactos con el diablo para aparentar menos edad.
Frank Sinatra, Edith Piaf, Francis Ford Coppola, Sting, Arthur Miller y Cary Grant fueron y son ejemplares conejos.

Conejos, gatos o liebres: nuestro reinado comienza el 3 de Febrero y termina el 22 de Enero de 2012.
¡2011 es nuestro año! Al menos así lo dice mi gurú Ludovica, regalo de Reyes del vecinito.

Gracias totales.
Lectura playera asegurada.