31 octubre, 2014

Es un monstruo grande y pisa fuerte


Oscurecía.
Los tres estaban en la terraza bajo la luz cada vez más tenue.
Hacia las dos y media, el cielo se había nublado completamente, y una hora más tarde había empezado a nevar. Al principio la nieve había caído en una vertical perfecta, formando una manta que lo cubría todo por igual, pero una hora después del comienzo de la nevada había empezado también a soplar el viento desde el noroeste, y la nieve ya se estaba acumulando contra la terraza y los lados de la entrada para coches del "Overlook".

-Llegará alguna vez la primavera? - murmuró Wendy. Jack la abrazó con más fuerza.
-Antes que te des cuenta. Qué te parece si entramos y cenamos algo? Hace frío acá afuera.
Wendy sonrió. Durante toda la tarde, Jack le había parecido distante y...bueno, raro.

Los tres entraron juntos, dejando que afuera el viento empezara a convertirse en el grave ulular que se prolongaría  durante toda la noche, y al que no tardarían en acostumbrarse. El "Overlook" les hacía frente de la misma manera que lo había hecho durante tres cuartos de siglo, con las oscuras ventanas flanqueadas ya por la nieve, indiferente a la realidad  de verse aislado del mundo. Dentro de su caparazón, sus tres habitantes iniciaron la rutina nocturna, como microbios atrapados en el intestino de un monstruo.

El resplandor, Stephen King

El pronóstico indica lluvia. Hoy, mañana y pasado.
¿Algo mejor que hacer una maratón de terror?

En la foto, el director Stanley Kubrick posa junto con Wendy, la esposa de ficción de uno de los "mostros" más temibles del cine: Jack Torrance, también conocido como Jack Nicholson.

Feliz finde de Halloween!!!

PD. En otro momento, prometo contarles la anécdota de la primera salida al cine con amigas. Tiene que ver con el terror. Y sí, por supuesto, tiene que ver con su Majestad, Stephen King.

17 octubre, 2014

Plan de viernes: MASTICAR


Como un poeta, un artista o un cantante buscando inspiración, el evento gastronómico del año nos inspiró a escribir este post así, en caliente, a tan sólo unas horas de haber vuelto con la panza llena y el corazón contento.
La Feria Masticar es la panacea para foodies y hipsters. Es el BAFICI para un cinéfilo. En ese gran galpón, el Distrito Audiovisual El Dorrego, hay todo para ver y probar. Hay platos gourmet, mercado, radio en vivo, barras de tragos y lo más importante: ellos, los cocineros. Los que vimos mil veces en la tele, en el famoso reality. Acaso, con un poco de suerte y dinero en el bolsillo, en alguna ocasión especial (léase aniversario, cumpleaños o similar) podemos llegar a verlos en sus propios restaurantes, pero nunca todos juntos, tan cerca y tan accesibles.
Seamos realistas, ¿cuántas veces vamos a poder comer a diez pasos de Germán Martitegui, sacarnos una foto con él y además darnos el gusto que sonría?
¿Cuántas veces vamos a poder degustar tantos tragos a precios accesibles de la famosa bartender Inés de los Santos? Bueno, todo esto y más pasa en Masticar.

Además, en El Dorrego los chef cocinan! Claro que también posan cual modelos. Es sabido que desde hace algunos años la profesión está de moda. Antes, el cocinero estaba escondido. Hoy, está en un pedestal con su chaqueta, sus All Star y la sartén por el mango. En Masticar, los chef se florean, se saludan y se saben rock stars de los fuegos. Como si se tratara de la selección de fútbol italiana, las mujeres babean (y no por sus platos) por Massey, Martitegui y Christophe. Hay cierto ángel que los rodea y producen un efecto casi hipnótico cuando se está cerca de alguno de ellos.

Los cocineros que forman parte de toda esta gran movida cocinan fiel a su estilo. Es decir, no vayan pensando que Narda tenga en su menú una opción vegana ni tampoco le pidan a Donato que no haga sus cannoli sciliani.

Dejando el cholulismo a un lado, algunas cuestiones que vale la pena aclarar:
Hay un rango de precios en el menú de todos los puestos. Aunque sea, por una vez en la vida, no va a salir más caro comer en el stand de Francis Mallmann que en el del Zorrito y Massey. Todos se manejan con tres opciones que cuestan $ 20, $ 40 o $ 60.- La porción es correcta y admite que uno pueda seguir masticando en otros stands.
Dentro del predio se paga con tickets Masticar, propios de la Feria. Como en el juego del estanciero, uno tiene boletos con distinto valor que van desde los $ 5 a los $ 50. De esta manera, se evita cualquier inconveniente de vueltos y cambio.

Hay suficiente espacio para sentarse a masticar, tomar sol y escuchar buena música. Hay mesas al aire libre, gradas y las tan de moda mesas comunitarias. Todos comen, se ríen, sacan selfies y están a la caza de los cocineros que se mezclan y charlan con el público.
El ambiente es amable, limpio, regio y -lo digo una vez más- rico!
La feria Masticar sigue hasta el domingo.
Un adelanto: en los balances del vecinito, Masticar se ha ganado el lugar de la Feria del año. 
No se la pierdan!!!!!!!!!!!!


03 octubre, 2014

La vida de feriante



Hace un año atrás no conocía esta vida. 
No había estado del otro lado del mostrador. Mi participación en una feria era en "calidad de asistente", pero un día los roles se invirtieron. La moneda cayó del otro lado y hoy me toca estar en "modo expositora" y, por suerte, no estoy sola en este camino. Hay mucha gente importante en mi vida que tiene que ver con que En el nombre del gato siga girando.

Mi madre, creativa por sobre todas las cosas, porque es ella la que transmite y comparte sus conocimientos. Gran impulsora y guía del proyecto, brinda su apoyo incondicional y siempre tiene una nueva idea, un pensamiento positivo a flor de labios.
El vecinito, mi amor y compañero en la vida, porque creyó desde el primer momento en el proyecto. Es genial tener un aporte masculino y él no sólo aporta ideas, da consejos si uno pide, es un excelente vendedor y tiene la mejor onda para explicar, cargar bártulos, acompañar o simplemente traerte un chocolate o algo fresco para mitigar las horas de feriante.
Los amigos de fierro que se interesaron en esta nueva etapa emprendedora, porque no se cansan de escucharnos cuando les contamos lo mucho que disfrutamos la "vida de feriante." Ellos se suman en la difusión, se dan una vuelta por nuestro stand y nos bancan. Con lluvia o sol.
Los nuevos amigos, los que conocimos en nuestro paso como "asistentes", porque durante este año nos abrieron las puertas, confiaron en nosotros y nos volvieron a elegir, nos difunden, acompañan nuestro crecimiento y además, nos suman en la gran movida solidaria-proteccionista de la que nos sentimos parte. 
Y como cierre estelar, gracias a nuestra familia felina. Porque ellas son nuestras musas, las que nos impulsan a crear y dejan su huella entre pinceles, figuritas y maderas que hoy, adornan muchas casas.

Gracias por seguir eligiéndonos!