31 julio, 2012

Olimpíadas a la Cobaya

La Revolución Industrial cambió el mundo y empezó en Inglaterra. Esa fue la temática central de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos Londres 2012 que pudo verse el viernes pasado.
Durante 4 horas el director de cine inglés Danny Boyle, encargado de la dirección del evento, nos llevó de paseo a través de la pantalla por los elementos más significativos de la cultura británica: el cine, la música, la literatura y el humor. En la apertura Daniel Craig, el James Bond actual, pasa a buscar a la mismísima Reina por su despacho y la arroja en paracaídas directo al estadio desde un helicóptero en movimiento, truco muy bien logrado. Mr. Bean parodia una escena de Carrozas de Fuego. Por el lado de la literatura, los villanos de Harry Potter y Peter Pan arremeten contra los niños dormidos, pero caen del cielo miles de Mary Poppins con sus paraguas abiertos - al estilo Magritte- y ahuyentan todo mal. Canciones de David Bowie, The Beatles, New Order, Queen, Blur, se filtran en la historia de una pareja que mientras se zangolotea al ritmo del rock y pop británico logra conectarse gracias al avance de las nuevas tecnologías (en este caso, mensajitos de texto), mientras otra pantalla muestra escenas de la bizarra y hermosa declaración de amor de Hugh Grant en Cuatro bodas y un funeral o el derrape de Ewan Mc Gregor en Trainspotting. Es sabido el fanatismo de Danny Boyle por la estética de videoclip y el bombardeo de imágenes, por tanto no dejó fuera su impronta en esta apertura.


Pero, ¿piensan que sólo los humanos eran los únicos capaces de acaparar la atención de los Juegos Olímpicos?
Una pandilla de cobayos exhibió sus talentos deportivos para un nuevo calendario 2013.
La empresa Maverick Arts Publishing sumó a sus originales calendarios de animales uno alusivo a los Juegos Olímpicos, y en esta oportunidad unos simpáticos cobayos posaron a cambio de una donación para una fundación local a favor de los animales.
El calendario se llama "Juego de cuyes - Buscando el Oro" (Guinea Pig Games - Going for Gold) y fue creado con una combinación trucos digitales y "modelos" cobayos. Según declaran los creadores, los animales no sufrieron ningún daño ya que estaban a cargo de cuidadosos entrenadores que entre sesiones de flashes recompensaban a las peludas estrellas con golosinas y mimos.
recorrido por la historia británica en la inauguración de los Juegos de Londres

Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://www.elcomercio.com/deportes/olimpiadas/Londres_2012-Juegos_Olimpicos_de_Londres_2012_0_744525660.html. Si está pensando en hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. ElComercio.com
La revolución industrial cambió el mundo y empezó en Inglaterra. Esa fue la temática central de la gala,

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Cada disciplina deportiva es un mes del año. Así pueden verse cobayos compitiendo en remo, natación, gimnasia artística, lanzamiento de jabalina, entre otras.
La fiebre olímpica de estos 15 días alcanza para todo, hasta para el reino animal.
El calendario está en venta en www.themaverickshop.com
Para ver todas las imágenes pueden ingresar a:
www.themaverickshop.com/calendars/guinea-pig-games/

27 julio, 2012

Plan de viernes: ¿La pausa son 5 minutos?

¿Se acuerdan aquel eslogan que decía "la pausa son 5 minutos y La Virginia es el té? También el archiconocido y muy empleado "Me tomo 5 minutos, me tomo un té".
Para mi gusto no aplican porque el té no es una pausa ni son 5 minutos. Tomar un buen té es un placer, y por ello merece su tiempo y correcta preparación. Tampoco se trata de hablar sobre los orígenes de la ceremonia del té, para eso hay libros, nuestro gran amigo Google o la posibilidad de vivenciar una ceremonia de tales características en el Jardín Japonés, ellos seguramente saben -y mucho- del tema en cuestión.
Este viernes se trata de transmitir, con la mayor fidelidad posible, que siento al compartir y conocer gente que ama tener entre sus manos una taza de té caliente.
Podría decirse que la locura del té empezó apróximadamente a los 7 años, cuando Luisito me pasaba a buscar por la puerta de casa. A esta altura ya saben que siempre fui una romántica pero Luisito no era mi novio, era el chofer del micro que me llevaba al colegio. Entredormida y con el nudo de la corbata a medio hacer subía al micro con mi valija a cuestas, no sin antes tomarme la taza de té con leche tibio que mi abuela se encargaba de traspasar de taza en taza para que me fuera con algo calentito en el estómago.
Desde aquella época y hasta la actualidad el té no sólo es una opción de desayuno, sino que se convirtió en una bebida necesaria, una compañía. Tanto en invierno como en verano. ¿Por qué en las películas cuando alguien necesita reconfortarse o sufre por amor se le ofrece un té? No sé, pero funciona. Beben el té, la angustia ya no es tal y alma y cuerpo se fortalecen como Popeye y su espinaca.
En la versión rocker de Maria Antonieta, el lente de esa maravillosa directora que es Sofia Coppola, capta el momento mágico donde una flor de té de jazmín se abre al contacto con el agua caliente. Cuando sucede, ella comenta que el chiche fue obsequio del emperador de China.
El sábado pasado, con la excusa de celebrar el día del amigo, tuvimos la misma experiencia del té de María Antonieta en nuestro petit Versailles. Y todo gracias a Lucía y Roberto. Todo gracias a La Tacita de Té.

Flor de te de jazmin. Foto de mi amiga Eugenia

El nombre solamente es adorable, pero cuando uno ingresa al mundo de La Tacita es mucho mejor. Es como traspasar el espejo de Alicia y encontrarse con un mundo lleno de aromas exóticos, únicos.
La tacita de Te nace en el año 2004 en España de la mano de Lucía y Roberto, una pareja con curiosidades e inquietudes acerca de esta milenaria bebida. Desde aquel año -y antes también- se interesaron por aprender cada etapa de la recolección de la hoja, su procesamiento y sus características particulares. Llenos de conocimientos, anécdotas, experiencia europea y blends de todo tipo y color, en el 2009 volvieron a Argentina y hoy son uno de los pocos que abastecen en el país a sommeliers, restaurantes, hoteles de categoría o simples y humildes interesados como nosotros.

En nuestra visita a La Tacita nos enterarnos que tomar una taza de té blanco equivale a 12 vasos de jugo de naranja, que es el antioxidante natural más potente. Por su parte el té verde ayuda a superar la menopausia, el té rojo elimina el sobrepeso, cura el mal humor y ligeras depresiones y que el té negro es "amigo del corazón", entre otros beneficios.

Lucía despliega un arsenal de blends, cada uno en su correspondiente latita made in Germany, sin ánimo de impresionar ni presumir, sino compartir su conocimiento de todos estos años. Cada vez que abre una de esas preciosas latitas conservadoras con motivos alusivos al té, parece volver a emocionarse con esos aromas y transmite y contagia todo ese entusiasmo. Roberto aporta conocimientos y anécdotas a la par de Lucía. No hay competencia ni divismo, ambos se complementan y comparten para que el visitante se sienta incluido en esa experiencia del té. Nuestra visita terminé con 4 variedades de blends y 1 estrella:


Pu Erh Seleccion (Te rojo Pu Erh, frambuesas, flores de azahar y azulados pétalos de cereal), Te Navidad (Té negro, vainilla, piel de cítricos, pétalos de rosas, almendras y especias de clavo y cardamomo), Alma africana (rooibos, trozos de chocolate y cacao, coco y flores de carob) y Fruta de la Pasión y Mango (Té verde Gunpowder, flores de azahar, pétalos de rosas y piña y mango escarchados) y la estrella: la flor de jazmín.

La pausa no son 5 minutos. El día del amigo pudimos comprobarlo. Invitar a tus amigas a tomar el té, emocionarnos como niños cuando la flor abre todos sus tentáculos y flota en la tetera, disfrutar de un show de magia...todo eso es encontrar gente importante y querer compartir con ellos estos pequeños placeres de la vida. Y eso lleva más de 5 minutos.

Gracias vecinito por vivir sorprendiéndome, como siempre.

Buen finde y mucho té para todos!!!!!

www.latacitadete.com.ar

24 julio, 2012

Que sepa coser, que sepa bordar


Hoy vuelve a sonar la maravillosa Necchi.
La que hizo vestidos de novia y de noche.
La misma que hilvanó mis tapados y vestidos de la infancia.
La que improvisó vestidos de chifon para mamá en los 80, cuando iba a comer a la Costanera.
La que trabajaba a deshoras, días de semana y feriados (excepto algunos domingos).
La que dejaba listos mis dobladillos antes de irme a bailar.
La que cosió vestidos para la Barbie.
La que arreglaba las prendas traídas de Miami, en la época del "deme 2".
La que cosía para María Cecilia, la chica a la que quería parecerme cuando fuera grande.
La que nunca acusó fatiga, como mi nona.
La que me hace acordar a mi nona.
La que ES mi nona.
La que yo seré.
La Necchi vuelve a sonar.
Estoy feliz. Y se que mi nona, allá arriba, también lo está.

20 julio, 2012

Plan de viernes: La yapa



Hoy el vecinito sale con yapa porque es el día del amigo, aunque en realidad se sigue festejando todo el fin de semana. ¿O todo el tiempo?
Como sea, en nuestro barrio a las 5 'o clock se toma el té. Negro, rojo, sabor manzana, vainilla, darjeeling, durazno, con leche o con limón...
Amigas: están invitadas a tomar el té.
No hay sombrerero loco ni liebre ni adivinanzas.
Sólo té, cosas ricas y ganas de chusmear.

18 julio, 2012

Plan de viernes: Siempre serás mi amigo

En el verano de 1989 yo estaba en Vancouver haciendo una serie de televisión. Era una situación muy difícil: obligado por un contrato a hacer un trabajo rutinario que para mí bordeaba el fascismo (policías en la escuela...¡Dios mío!). Mi destino estaba en algún lugar entre Chips y Joanie Loves Chaaci. Tenía un número limitado de alternativas: 1) resistir hasta el final con el menor desgaste personal posible, 2) hacerme echar lo más rápido posible con un poco más de desgaste y 3) estaba descartado a partir de un sólido consejo de mi abogado. En cuanto a la 2), lo intenté pero no mordieron el anzuelo. Finalmente, opté por la 1): terminar lo mejor que pudiera.

El desgaste mínimo se transformó pronto en autodestrucción potencial. No me sentía bien conmigo mismo ni con esta prisión autoinducida e incontrolable que un ex agente me había prescripto como remedio contra el desempleo. Estaba atascado entre una publicidad y otra. Balbuceando incoherentemente algunas palabras del guión que no lograba leer (y, por lo tanto, ignorando qué veneno podrían contener). Aturdido, perdido, empujado hacia las entrañas de América disfrazado de joven republicano. Chico de la tele, ídolo juvenil, objeto sexual juvenil. Era un pedestal, un póster, una pose, una patente, un plástico. Clavado a una caja de cereales con ruedas, corriendo a 200 millas por hora hacia un choque irremediable con los objetos que anunciaba. El muchacho de la novedad, el muchacho de la corporación. Arruinado, desplumado y sin escape de esta pesadilla.

Y entonces, recibí un guión de mi nuevo agente, un envío de Dios. Era la historia de un muchacho que tenía tijeras por manos -un inocente marginal de los suburbios-. Lo leí inmediatamente y lloré como un recién nacido. Asombrado de que alguien fuera tan brillante como para concebir y escribir esta historia, lo volví a leer. Estaba tan conmovido por él que grandes olas de imágenes inundaron mi cerebro: los perros que tuve de chico, el sentimiento de ser raro y estúpido al crecer, el amor incondicional que sólo los chicos y los perros están suficientemente evolucionados como para tener. Me sentía tan ligado a la historia que quedé completamente obsesionado. Leí todos los libros infantiles, cuentos de hadas, tratados de psicología infantil, la Anatomía de Gray, cualquier cosa, todas las cosas... y entonces, la realidad se interpuso. Yo era el chico de la tele. Ningún director en su sano juicio me contrataría para este personaje. No había hecho nada profesionalmente para demostrar que podía interpretar ese papel. ¿Cómo podía convencer al director de que yo era Edward, que lo conocía del derecho y del revés? Me parecía imposible.

Se arregló una entrevista. Yo debía ver al director, Tim Burton. Me preparé mirando sus otras películas: Beetlejuice, Batman, La gran aventura de Pee Wee. Dado vuelta por la obvia y talentosa magia que el tipo poseía, estaba aún más seguro de que no me vería para el papel. Me daba vergüenza creerme Edward. Después de muchos arrugues frente a mi agente (gracias, Tracy), ella me obligó a asistir.

Era un tipo pálido, de aspecto frágil, de ojos tristes, con un pelo en mucho peor estado que expresaba muchas más cosas que la lucha de la noche anterior con la almohada. Un peine con patas habría batido a Jesse Owens al ver las crenchas de este tipo. Un mechón hacia el Este, cuatro puñados al Oeste, un remolino y el resto de aquel sinsentido apuntando a todas partes, norte y sur. Lo primero que se me pasó por la cabeza fue decirle: "¿Por qué no dormís un poco?", pero por supuesto no lo hice. Y de pronto la idea me golpeó en la frente como un martillo de dos toneladas. Las manos, la manera en que las movía en el aire sin control, golpeteando nerviosamente la mesa, su hablar afectado (un rasgo que ambos compartíamos), los ojos ferozmente abiertos y desorbitados, curiosos, ojos que habían visto mucho pero aún devoraban todo. Este lunático hipersensible es Eduardo Manos de Tijeras.

Después de compartir tres o cuatro jarras de café, atropellándonos sobre las frases sin terminar del otro, pero milagrosamente entendiéndonos, terminamos nuestro encuentro con un apretón de manos y un "gusto en conocerte". Me fui atiborrado de cafeína masticando una cucharita de plástico como un perro rabioso. Me sentía todavía peor que antes debido a la conexión honesta que tuvimos durante la entrevista. Los dos entendíamos la belleza perversa de un aparato para ordeñar vacas, la fascinación por las uvas de resina, la complejidad y la fuerza que uno puede encontrar en una pintura aterciopelada de Elvis, viendo más allá de la materialidad, el profundo respeto por "aquellos que no son otros". Estaba seguro que podía trabajar con él y que si me daban la oportunidad podía encarnar su visión artística de Manos de Tijeras. Pero mis chances eran escasas, si las tenía. Gente mucho más conocida que yo no sólo estaba siendo considerada para el papel sino que estaban luchando, batallando, pateando, llorando y rogando para obtenerlo. Un sólo director había arriesgado su pellejo por mí y era John Waters, un gran director marginal, un hombre por el que Tim y yo teníamos gran respeto y admiración. John se había arriesgado a cambiar mi imagen en Cry Baby. Pero, ¿vería Tim en mí algo que lo hiciera aceptar el riesgo? Así lo deseaba.

Esperé semanas sin ninguna señal esperanzadora. De todos modos, seguía ensayando el papel. No era solamente algo que quería hacer, era algo que tenía ganas de hacer. No por ambición, codicia, carrera o taquilla sino porque la historia se había instalado en el medio de mi corazón y se negaba a ser desalojada. ¿Qué podía hacer? En el momento en que me estaba resignando a ser el chico de la tele para siempre, sonó el teléfono.

"Hola", atendí.
"Johnny... sos Eduardo Manos de Tijeras", dijo una voz.
"¿Qué?", salió de mi boca.
"Sos Eduardo Manos de Tijeras"

Colgué el teléfono y murmuré nuevamente las palabras. Y luego se las murmuré a todos los que se me cruzaron en el camino. No lo podía creer. Él estaba dispuesto a arriesgar todo conmigo en el papel. Oponiéndose a los deseos del estudio y a los deseos de una gran estrella que aseguraba una recaudación, me eligió a mí. Me volví inmediatamente religioso, seguro de que había habido una intervención divina. Este papel no era para mí un paso en mí carrera. Era la libertad. Libertad para crear, experimentar, aprender y exorcizar algo en mí. Me rescataba del mundo de la producción de masas este joven, extraño y brillante que había pasado su juventud dibujando figuras extrañas, pateando las calles de Burbank sintiéndose, él también, bastante monstruoso (como descubriría más tarde). Me sentía Nelson Mandela. Resucitado de mi cansada estadía en Hollywierd y de lo que significaba no controlar nada de lo que realmente necesitas para ti.

En resumen, le debo la mayor parte de mi éxito a la suerte de tener este extraño y electrizado encuentro con Tim. porque si no fuera por él creo que hubiera terminado eligiendo la alternativa 3) y hubiera abandonado esa maldita serie mientras todavía me quedaba un resquicio de dignidad. Y también creo que, gracias a que Tim creyó en mí, Hollywood me abrió sus puertas como en un juego de "Sigan al líder".

Desde entonces he trabajado nuevamente con Tim en Ed Wood. Me comentó la idea en el Formosa Café en Hollywood. A los 10 minutos me había comprometido a hacerla. Para mí, casi no importa lo que Tim quiera filmar: yo lo haré, estaré allí. Porque confío en él: en su visión, en su gusto, en su sentido del humor, en su corazón y en su cerebro. No se puede etiquetar lo que hace. No se lo puede llamar magia porque eso sugeriría alguna clase de truco. Y no se lo puede llamar habilidad porque indicaría que es algo aprendido. Lo que tiene Tim es un don muy especial que no se ve todos los días. No es suficiente llamarlo cineasta. La palabra "genio" es más precisa: no es solo cine, es también dibujos, fotografías, pensamiento, comprensión e ideas.

Cuando me pidieron que escribiera el prólogo de este libro, elegí contarlo desde la perspectiva de cómo me sentía sinceramente en el momento en que me rescató: un perdedor, un inadaptado, otro pedazo de carne descartable de Hollywood.

Es muy difícil escribir sobre alguien a quien uno respeta y quiere y con el que uno tiene un nivel de amistad tan alto. Es igualmente difícil explicar la relación de trabajo entre un actor y un director. Sólo puedo decir que para mí, Tim sólo necesita decir unas pocas palabras inconexas, sacudir la cabeza, ponerse bizco o mirarme de cierta manera para que yo sepa exactamente lo que tengo que hacer en una escena. Y siempre hice lo mejor que pude para entregarle lo que él quería. Por lo tanto, para decir lo que siento de Tim, tengo que hacerlo en un papel, porque si se lo dijera en la cara lo más probable es que se reiría como una bruja y me dieria un puñetazo en el ojo. Es un artista, un genio, un excéntrico y un amigo insano, brillante, valiente, histérico, leal, inconformista y honesto. Tengo una tremenda deuda con él y lo respeto más de lo que puedo expresar. EL es él. Y eso es todo. Y es también, sin duda, el mejor imitador de Sammy Davis Jr. que hay en el planeta.
Nunca vi a nadie tan inadaptado que encajara tan bien. A su manera.

Johnny Deep
Nueva York
Septiembre, 1994.


(Prólogo extraído del libro "Tim Burton por Tim Burton")



Podría haber elegido cualquier frase típica de amistad, pero no. Esta vez quise transcribir y de paso, recordar aquel famoso prólogo escrito por Johnny Depp para su amigo, Tim Burton.
Porque Johnny Depp no siempre fue el winner que vemos en la pantalla, porque él también se sintió mal, perdido, desanimado y tuvo a un Burton que le tiró una soga.
Porque todos tenemos un Burton con el que tomar café, hablar de ridiculeces y también de cosas importantes y entendernos, aún sin hablar.

Feliz día del amigo.