17 octubre, 2014

Plan de viernes: MASTICAR


Como un poeta, un artista o un cantante buscando inspiración, el evento gastronómico del año nos inspiró a escribir este post así, en caliente, a tan sólo unas horas de haber vuelto con la panza llena y el corazón contento.
La Feria Masticar es la panacea para foodies y hipsters. Es el BAFICI para un cinéfilo. En ese gran galpón, el Distrito Audiovisual El Dorrego, hay todo para ver y probar. Hay platos gourmet, mercado, radio en vivo, barras de tragos y lo más importante: ellos, los cocineros. Los que vimos mil veces en la tele, en el famoso reality. Acaso, con un poco de suerte y dinero en el bolsillo, en alguna ocasión especial (léase aniversario, cumpleaños o similar) podemos llegar a verlos en sus propios restaurantes, pero nunca todos juntos, tan cerca y tan accesibles.
Seamos realistas, ¿cuántas veces vamos a poder comer a diez pasos de Germán Martitegui, sacarnos una foto con él y además darnos el gusto que sonría?
¿Cuántas veces vamos a poder degustar tantos tragos a precios accesibles de la famosa bartender Inés de los Santos? Bueno, todo esto y más pasa en Masticar.

Además, en El Dorrego los chef cocinan! Claro que también posan cual modelos. Es sabido que desde hace algunos años la profesión está de moda. Antes, el cocinero estaba escondido. Hoy, está en un pedestal con su chaqueta, sus All Star y la sartén por el mango. En Masticar, los chef se florean, se saludan y se saben rock stars de los fuegos. Como si se tratara de la selección de fútbol italiana, las mujeres babean (y no por sus platos) por Massey, Martitegui y Christophe. Hay cierto ángel que los rodea y producen un efecto casi hipnótico cuando se está cerca de alguno de ellos.

Los cocineros que forman parte de toda esta gran movida cocinan fiel a su estilo. Es decir, no vayan pensando que Narda tenga en su menú una opción vegana ni tampoco le pidan a Donato que no haga sus cannoli sciliani.

Dejando el cholulismo a un lado, algunas cuestiones que vale la pena aclarar:
Hay un rango de precios en el menú de todos los puestos. Aunque sea, por una vez en la vida, no va a salir más caro comer en el stand de Francis Mallmann que en el del Zorrito y Massey. Todos se manejan con tres opciones que cuestan $ 20, $ 40 o $ 60.- La porción es correcta y admite que uno pueda seguir masticando en otros stands.
Dentro del predio se paga con tickets Masticar, propios de la Feria. Como en el juego del estanciero, uno tiene boletos con distinto valor que van desde los $ 5 a los $ 50. De esta manera, se evita cualquier inconveniente de vueltos y cambio.

Hay suficiente espacio para sentarse a masticar, tomar sol y escuchar buena música. Hay mesas al aire libre, gradas y las tan de moda mesas comunitarias. Todos comen, se ríen, sacan selfies y están a la caza de los cocineros que se mezclan y charlan con el público.
El ambiente es amable, limpio, regio y -lo digo una vez más- rico!
La feria Masticar sigue hasta el domingo.
Un adelanto: en los balances del vecinito, Masticar se ha ganado el lugar de la Feria del año. 
No se la pierdan!!!!!!!!!!!!


No hay comentarios:

Publicar un comentario