30 julio, 2010

Para el arbolito

Después de conocer esta noticia, ya tengo qué pedirle a Papá Noel.
El vecinito está avisado.


Hugh Laurie grabará un disco. El protagonista de la serie de médicos ya trabaja en su primer álbum para la Warner.

Para los fans de Dr. House será algo que “se caía de maduro”: el protagonista de la serie, Hugh Laurie, grabará un disco de blues para la Warner. Y si no sorprende tanto que el actor británico -uno de los mejores en lo suyo, sin duda- ponga ahora sus mejores fichas en la música, es porque a su alter ego , el doctor Gregory House, se le conoce solamente una pasión adicional a la medicina: desgranar acordes en su piano, o pasar sus horas en soledad sacando notas de su guitarra.

A los 51 años, y con una fama que trasciende fronteras gracias a su personaje, Laurie y la discográfica anunciaron que el disco se empezará a grabar en los próximos días, y estará editado hacia octubre, aproximadamente. El actor, que como músico es un autodidacta, invitó a participar a varios artistas de Nueva Orleáns, entre los que destaca el músico y productor Joe Henry, que ha trabajado antes con Elvis Costello, Teddy Thompson, Solomon Burke o Loudon Wainwright III.
Laurie dijo que está “borracho de emoción” por esta “oportunidad”, en particular por poder trabajar con Joe Henry, que ha producido algunos de sus “discos favoritos” de todos los tiempos. “Sé que la historia de actores que se pasan a la música es larga, pero prometo que nadie saldrá herido”, señaló. Joe Henry, por su parte, aclaró que no le será difícil trabajar con un actor, porque para él todos los músicos “deben interpretar un personaje y articular una historia durante los tres o cuatro minutos que dura una canción”. Tampoco se privó de elogiar a su nuevo artista: “He sido un gran fan del trabajo de Laurie en la pequeña pantalla y confío plenamente en que él va a poner la misma voluntad, inteligencia y generosidad emocional en su música”, precisó el productor del disco. Y por si fuera poco, el presidente de Warner Music Entertainment, Conrad Withey, puso el foco en la “maravillosa versatilidad” y el “talento” del actor.
Este disco tiene antecedentes en la historia del Laurie músico. Es el tecladista -y también la voz cantante- de Brand From TV, una banda formada junto a otras estrellas de la tele, como James Denton, de Amas de casa desesperadas , y Adrián Pasdar, de Heroes , en guitarras; Greg Grunberg, de Heroes , en batería; Jesse Spencer, también de Dr. House , en violín, entre otros, y que sólo se presenta en eventos con fines caritativos. Y una más: amigo del rockero estadounidense Meat Loaf, desde que éste participó en un episodio de la quinta temporada de Dr. House haciendo de un enfermo terminal, Laurie colaboró en un tema del nuevo disco, Hang Cool Teddy Bear , lanzado en abril. Ahora la pregunta es: ¿Habrá dos caminos para Laurie, o la TV perderá a uno de sus más encantadores protagonistas?

Fuente: Clarín

25 julio, 2010

Simpatía por el diablo


Kitchen Nightmares no es un programa recomendable para gente sensible. Contiene escenas de violencia, lenguaje adulto y algo peor: instala la duda sobre el acto de salir a comer afuera.

Ver el otro lado del espejo siempre es tentador pero tiene sus consecuencias. Cuando nos queremos dar cuenta caemos como Alicia en un mundo de gente extraña. Nos cuentan trucos y secretos que a veces es mejor pasar por alto, en este caso, el trasfondo de una cocina. Entonces aquel refrán de Ojos que no ven, corazón que no siente se convierte en nuestra frase de cabecera, pero ya es tarde. Con tanta información a cuestas llegamos a la triste conclusión: salir a comer afuera no siempre puede resultar un buen plan.

En la apertura del programa Gordon Ramsay, uno de los chef más prestigiosos del mundo, le pone el pecho a los cuchillos en un tiro al blanco. El espectador se divierte ¿o se desquita? tratando de acertar el tiro, pero Gordon esquiva todo lo que se le viene encima y más. Se queda con una cuchilla en la mano y la víctima se convierte en victimario. Ramsay acierta al primer lanzamiento y el cuchillazo pega en el entrecejo del espectador. Las letras tenebrosas que parecen de cristal y anuncian el nombre del programa se rompen por el impacto y sólo con estos créditos Ramsay logra su objetivo: situarnos en un clima de tensión constante durante una hora.

Antes de seguir, es justo y necesario hablar de la reputación de este cuarentón que gracias a su mal carácter y arrogancia fue comparado con Dr. House.

Escocés de nacimiento, criado en la ciudad natal de Shakespeare, antes de ser propietario de varios restaurantes de alta gama en todo el mundo Gordon se puso los cortos y formó parte del Glasgow Rangers, un equipo de fútbol escocés. Al poco tiempo, una lesión en la rodilla lo alejó de las canchas y así fue como colgó los botines y los reemplazó por la chaqueta. Terminó sus estudios en administración hotelera, se mudó a Londres y supo rodearse de gente talentosa y aprender el oficio con una rigurosidad propia de cirujano. Desde sus inicios a la actualidad Ramsay acumula una docena de estrellas Michelín (asignadas por la guía culinaria más famosa de Europa) por cada uno de sus restaurantes distribuidos por Tokio, Londres, Nueva York, Los Ángeles y Dubai entre otros. No conforme con los laureles que supo conseguir en la cocina, se abrió al mercado editorial y su catálogo de libros publicados es de lo más amplio en el mercado: Gordon enseña a cocinar pescados y mariscos pero también la cocina típica de pub inglés. Una línea de vajilla y cristalería lleva su nombre como marca y desde hace varias temporadas derrocha glamour y crueldad en sus programas de televisión (Hell's Kitchen, The F-Word, Kitchen Nightmares) donde todos tienen un común denominador: lograr la excelencia del negocio gastronómico a fuerza de crispar el sistema nervioso de dueños, cocineros y managers. Bienvenidos a la pesadilla Ramsay.


Lo peor que le puede pasar a un cocinero no es quedarse sin cebolla para preparar una bolognesa, sino que Ramsay llegue con su moto carísima al restaurant de dudosa monta, asome su nariz refinada y escocesa entre los fuegos y empiece a bajarle el pulgar a todos los platos que le pongan delante.

Gordon es una especie de S.O.S. culinario ambulante. Tiene una misión: reflotar un restaurante en crisis en una semana. Ni bien se baja de su Harley ingresa como cualquier parroquiano al establecimiento que será sometido a un sangriento extreme makeover. El cholulismo de la gente del lugar no tarda en aparecer y el villano, sin divismos, saluda a quien tenga delante; dueño, gerente de salón, camareros. Todos se desviven por atender a la estrella que los va a sacar de la miseria en la que viven. Lo atienden con exagerada alegría y lo ubican en la mejor mesa. El chef pide un menú de 3 pasos y a continuación esperan el veredicto fatal.

A partir de ese momento el programa se vuelve oscuro. Ramsay no tiene filtros para decir lo que piensa y es capaz de derribar la autoestima de cualquiera en cinco segundos. "¿Querías intoxicarme? La carne en papillote que serviste era lo más parecido a un pañal sucio de bebé! Nunca conocí a nadie tan inepto para el negocio como vos". Parece regodearse con el sufrimiento ajeno y clava el puñal donde más duele, frente al tipo que invirtió los ahorros de su vida en el lugar.


Si bien se supone que Ramsay está para ayudar, después de semejante agresión verbal ninguno acepta con diplomacia lo que tiene que hacer y entonces los arranques de furia y los choques son moneda corriente, aunque una vez superada esta primera etapa la misión empieza a ponerse en marcha y todos, o casi, empiezan a trabajar para el relanzamiento del restaurant venido a menos.

Gordon no sólo mete mano en la cocina, sino que hace un estudio de mercadeo por la zona cercana al restaurant en crisis. Habla con la gente en las calles, en los mercados, los invita al relanzamiento del lugar y trabaja conjuntamente con chefs consultores, equipos de diseño de interiores, empresas de esterilización y personalmente rectifica fallos y errores de cada cocina, sea a nivel de distribución, personal o variedad alimentaria entre otras.

El programa incluye charlas de motivación y gestión, liderazgo, normas de higiene y calidad y todo lo necesario para dedicarse al rubro en cuestión. Puede ser visto como un buen termómetro para todos aquellos que desean dedicarse al negocio gastronómico.


Y aunque Gordon Ramsay sobreactúe y sea honestamente cruel termina ganándose la simpatía del espectador. Su mirada lapidaria, sus gestos, sus movimientos hiperquinéticos de cabeza, sus comentarios mirando a cámara en los momentos de crisis en la cocina, el lápiz que usa detrás de la oreja y el detalle exquisito y personal, su pose preferida que genera pánico: una de sus manos en la mejilla y la otra sosteniendo el codo, viendo el horror ante sus ojos de todo lo que pasa en una cocina como las que tiene la misión de encauzar.


Al menos de este lado del mostrador, el diablo es encantador, elegante y cuando se hace presente es muy díficil resistirse a sus encantos y cambiar de canal.



La 2da. temporada de Kitchen Nightmares puede verse a partir del lunes 26 a medianoche por Fox life. Repite los domingos a las 22 hs.