18 octubre, 2016

Stoner y yo

En su primera juventud Stoner había considerado el amor como un estado absoluto de la existencia al que uno podía tener acceso si la suerte lo ayudaba; al madurar había decidido que era el paraíso de una religión falsa que se debía enfrentar con sardónico escepticismo, cálido desdén y embarazosa nostalgia. En su madurez comenzó a entender que no era un estado de gracia ni una ilusión; lo veía como un acto humano de transformación, un estado que se inventaba y modificaba momento a momento y día a día, con la voluntad, la inteligencia y el corazón.

(Stoner, John Williams)


Combo inmejorable: 
cuadernito de viajes regalo materno, libro inolvidable y vaso de céramica, regalo de amiguísima del barrio.

Creo en el Universo.
Creo que a veces, por alguna circunstancia extraña, los planetas se alinean y logramos alcanzar todo aquello que le pedimos. O casi todo.

Hace una semana abrí el paraguas ACÁ. Anticipé que el balance literario 2016 tendría gusto a poco. Sigo pensando lo mismo, pero algo cambió: a  veces es mejor poco pero bueno antes que mucho pero malo.
Y entonces, cuando menos lo esperaba, llegó Stoner y pateó el tablero.
Se sentó a mi lado y me dijo: 

Vecinita, yo te voy a dar letra para que puedas escribir a fin de año tu balance literario. Se que voy a estar entre algún que otro libro chick-lit, un libro de mandalas gatunos adorable y algunas que otras novelas. Algunas buenas. Otras, un fiasco.
Yo no soy del montón. Se que soy una moda y quizá en unos meses pase el furor. Pero mientras tanto, acá estoy. 
Disfrutame. 
Llevame con vos. 
Elegime antes de sacar de la cartera tu telefonito inteligente. Yo soy más inteligente que él. Y también, más disfrutable.
Me vas a poder recomendar. Tal como me recomendaron tus amigos que están en la contratapa: Bret Easton Ellis, Ian McEwan, Vila Matas, Nick Horny, Rodrigo Fresán y sí...hasta ¡Tom Hanks! Si tu adorado Francis Scott Fitzgerald todavía viviera, también te pediría a los gritos desde la contratapa que me lleves.
Puede que todas estas críticas elogiosas sean un gancho marketinero más de la industria, pero también se que vas a hablar bien de mi. Con quien sea. Vas a querer recomendarme y con suerte iré a parar, en calidad de préstamo, a manos amigas. Porque eso es lo que pasa cuando uno encuentra algo muy bueno. Quiere compartirlo con otro y quiere terminar el libro y a la vez hacer que dure. Por siempre.
Gracias a que me llevaste a tu casa, durante varios días, te conté mi vida. O mejor dicho, la que quiso contar el Señor John Williams.
Ojalá haya contribuido a que tu año literario sea un poquito mejor.
Cordialmente,

Stoner.

Háganse un favor: Lean STONER de John Williams.
Cambien su año literario.

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