04 octubre, 2016

Un libro, un disco, una serie: Modo ¿Primavera?


Llegó pero todavía no nos dimos cuenta. Excepto algún que otro día, la primavera se hace desear. Por más colores cítricos que nos quieran vender las vidrieras para la temporada primavera-verano, todavía miramos con cariño nuestra manta polar y las pantuflas de entrecasa. 
Estamos en modo espera. Sabemos que la primavera va a llegar, pero mientras tanto no perdemos tiempo: hay muchas series que mirar, nuevos discos que escuchar y algún que otro libro que nos hará volar la imaginación.

Aunque el clima no obedezca a la estación, pasen y lean un clásico del barrio!

Un libro, un disco, una serie
Modo Primavera

Un libro

Cuando empiece la temporada de balances 2016 en el barrio, los libros se llevarán la peor parte. Excepto un par de elegidos, este año no hubo grandes novedades literarias, o si las hubo el barrio no se enteró. Este evento extraordinario no quita que la vecinita retome con gusto alguna lectura abandonada o desarrolle un lado artístico que estaba escondido. Si quieren sentirse un poco artistas pero no lo suficiente como para comprarse una tela, oleos y pinceletas les recomiendo probar tímidamente con un libro de mandalas. 
Hace algunos años se pusieron de moda y las librerías empezaron a destinar un lugar exclusivo sólo para libros de mandalas. La clave está en buscar el indicado. Encontrar la aguja en el pajar. Y cuando lo veamos o, mejor aún, si alguien que querés mucho te lo regala - como fue mi caso - mejor aún, porque significa que esa persona te conoce como nadie y te está regalando algo que no sólo te servirá para relajar, también estimulará tu lado creativo y seguramente tendrá que ver con vos. Algo de esto se refleja en la foto que acompaña. Un libro de mandalas gatunos sólo puede tener que ver con este barrio y con la vecinita.
Dicen que pintar un mandala es una expresión del alma, que armoniza nuestro mundo interior con el exterior, y al despertar los sentidos estimula nuestra creatividad. 
Si a eso le sumamos que lo que estamos coloreando son ¡Gatos! la felicidad es completa.
Dejen esa novela que está en la mesita de luz y hagan la prueba.
Sean Pollock.
Aunque sea, por un rato.

Un disco

Es como el sol. Aunque no lo veamos o no lo escuchemos todo el tiempo, Kevin siempre está. Hace unos años, hablamos de él ACÁ, ACÁ y ACÁ pero el lanzamiento de Miss Américas Vol. 1/2 y la llegada de la ¿Primavera? era la excusa perfecta para volver a escucharlo.

Las canciones de Kevin son una ensalada de muchos ingredientes que aunque parezcan improbables, combinan, se amalgaman y se llevan bien juntos. Es pelar un pomelo a vivo, mezclarlo con hojas de espinaca, rallar un poco de parmesano, agregar unos tomates secos y sumar una palta. Y por último, si en el frezeer quedaron unos langostinos para grillar, vale incluirlos. 
Kevin es eso. Es verborragia. Es desfachatez. Es mucho TODO. Es pop, cumbia, rap, folk, bolero y en Miss Americas también es bachata. 
En este disco Kevin canta con sus 3 hijos, también con Mollo, Palito Ortega (sí, leyeron bien) y Pity (sí, volvieron a leer bien). Además, hay una intervención del ex luthier Marcos Mudstock y varios personajes más. No los une el espanto, sino la diversidad de estilos, el cruce de géneros  y nadie se horroriza por eso. Podemos cantar Es como el día, un hermoso tema de padre-hija y también bailar una bachata. 
Hace unos días, Kevin dijo en una entrevista:

Robert Altman decía que en sus películas hay siete accidentes que habían hecho que fueran mejores. Y a mi me gusta eso. Por un lado tengo cierto control freak. Pero por otro lado, me encanta que ocurran sorpresas.

Hay momentos en los que podemos monitorear nuestra vida, pero también es precioso que la vida nos sorprenda.
Así son los discos de Johansen.

Una serie
River

No sigas el sendero. Ve donde no lo hay y deja rastro. 
(River)

Por regla general, antes de hacerles una recomendación, suelo tener una idea acabada de la misma. No suelo tirarme a la pileta sin agua. Necesito comprobar la temperatura, la profundidad, la dimensión. Chequear la información, estudiarla y difundirla es una manera de hacer las cosas.  Pero también está bueno romper las reglas. River, la miniserie inglesa de la BBC que puede verse completa en Netflix, es una muestra de ello. 

Es una de detectives, pero sobre todo es un estudio psicológico de River, su protagonista, el actor sueco Stellan Skarsgard y su vínculo con Jackie Stevenson. Stevie, para los amigos.
Cuando empieza, uno cree que se trata de una versión mejorada de algún episodio de CSI, pero no. No es CSI porque en ese auto está Stevie que parece más viva que nunca, cantando a los gritos I love to love, comiendo comida chatarra junto a su coequiper, tratando de animarlo a que se divierta, bromeando sobre los suecos que cantan, como Abba o Roxette, sólo que Stevie es una alucinación. Está muerta. River sufre alucinaciones. El niño de Sexto sentido decía I see dead people. River pertenece al mismo club. Se pelea a trompadas con muertos pero también baila y canta con ellos. No son fantasmas, son el resto emotivo de esa gente que todavía vive con él y en él. 

River también es el mejor detective de la policía metropolitana londinense, el que resuelve todos los casos, el que se vuelve imprescindible en el Departamento y el que deberá someterse a un apto psiquiátrico con el fin de poder mantener su trabajo.
River es una de detectives, pero melancólica. Una pequeña muestra en formato miniserie de la tristeza de un hombre solo que sabe que, como sea, la vida no se detiene y lo obliga a seguir adelante.

Recomendarles River sin haber visto aún el episodio final es un acto heroico, un clavado de cabeza a la pileta. Pero quédense tranquilos: hay agua. Y la temperatura es ideal.
Rompan las reglas y bailen con esta pequeña muestra:

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