21 junio, 2016

Parecido pero distinto


No fluye.
Pasaron casi dos meses desde el inicio de Dueños de la Cocina y hay algo que no funciona. 
En la grilla de programación vuelve a ocupar el espacio de los domingos a la noche, ese lugar que supo ganar Masterchef en ediciones pasadas. Sin embargo, la permanencia de día y horario original no es garantía de éxito asegurado. No se confundan: Dueños de la Cocina NO es Masterchef
Y nunca lo será.
Se nos acabó la paciencia. Es hora de destrozar a Dueños de la Cocina.
Pasen y lean!


Masterchef es un formato internacional que se emite en más de 40 países. Por eso, si en algún zapping enganchan la edición inglesa, norteamericana o española, siempre verán lo mismo: un jurado compuesto por tres reconocidos chef o críticos gastronómicos, una escenografía austera donde sólo se destacan las iniciales encimadas MC y las islas de cocina y sus participantes. 
Por algún motivo que desconocemos, Telefé no pudo seguir bancando ese formato y junto con la productora Eyeworks desarrollaron este engendro llamado Dueños de la Cocina.
Me arriesgo a decir que por una cuestión contractual, no podían copiar nada del formato internacional y por eso buscaron ponerle una impronta personal a su propio reality culinario. 
En principio buscaron cambiar el ambiente, el lugar de los fuegos y el del jurado.

En Dueños de la cocina el jurado no está a la misma altura que los participantes. Los miran desde arriba de un escenario - living. Hay un sillón Chesterfield que nunca usan, unos modulares con adornos que parecen de utilería, una mesa ratona, una alfombra y unos focos que iluminan la escena. Ese lugar debería verse cálido, o al menos ser utilizado con un propósito. Nada de eso pasa en Dueños de la Cocina. Es un living sin uso y sin sentido. Nadie se sienta en el sillón, nadie reposa mientras los participantes cocinan. Creo que nadie sabe muy bien para qué está todo eso. 

A diferencia de Masterchef, esta nueva propuesta de Telefé es estática. Ya no hay viajes ni pruebas en en restaurantes reconocidos. Tampoco hay invitados vinculados con el mundo gastronómico. Con un poco de suerte, el mayor desafío que deben encarar los participantes es ganar una llave que los habilita a hacer un servicio, como jefes de cocina o ayudantes, en la cocina del restaurant de Pablo Massey. 
Semana a semana, de acuerdo a su desempeño en las pruebas, dos participantes ganan esas llaves y eligen a su equipo de cocina. Tres contra tres. Deben presentar un menú de tres pasos que no sólo probará el jurado sino también el público que visite el boliche de Massey.

Una de las diferencias fundamentales entre Masterchef y Dueños de la Cocina es que los participantes de éste último son cocineros profesionales. Todos tienen o tuvieron alguna experiencia en cocinas. Por ejemplo, nadie puede desconocer los tiempos de entrega de los platos. Se supone que deben conocer las normas de higiene necesarias para que los platos no incluyan pelos.  Sin embargo, cuando se los ve en acción todos parecen principiantes. Da un poco de miedo.

En el restaurant, siempre hay una mesa con un par de invitados no - gastronómicos que sólo aplica para promocionar algún otro producto del canal. Carina Zampini, Gerardo Rozín, Verónica Lozano y Diego Ramos fueron algunos de los encargados de degustar y juzgar los platos de los participantes. Ni siquiera son recibidos por el jurado sino por Marley, el nuevo anfitrión del programa.

Cuando la noche termina, los participantes deberán escuchar las devoluciones del jurado. El servicio se juzga con 5 estrellas. Tres de ellas equivalen al voto de cada uno de los jurados. Las otras dos corresponden a los votos por el "Mejor Sabor" y la "Mayor cantidad de platos despachados". El equipo que gane tendrá inmunidad y no podrá ser eliminado. El equipo perdedor irá al muere junto con el resto y deberán afrontar la "Cocina de Batalla" antes llamada, prueba de eliminación.


Repasemos algunas cuestiones.
Dueños de la cocina está planteado en un ambiente industrial muy moderno que incluye mucho acero y pisos de cemento alisado, el living que nadie usa, un reemplazo no feliz en el jurado, nuevos participantes y nuevo anfitrión. Nada de todo ésto funciona. Si hay algo que Masterchef predicaba y que dijimos hasta el cansancio es que un chef debe poder trabajar en la cocina de un hotel 5 estrellas, en un restaurant de Palermo, en un bodegón, en una tienda de campaña, donde sea, con quien sea y con lo que tenga a mano. Insisto: es fácil cocinar con salmón, lima y cilantro en la heladera. El desafío es hacer algo decente con lo que uno tenga a mano. Lo cierto es que pocas veces tendremos el salmón, la lima y el cilantro. Esta idea se perdió. Y lo que es peor: nadie la recuerda.

El casting de Dueños de la Cocina es olvidable. Si bien buscaron que haya una señora más grande con pinta de alimentar a varias bocas en la familia, una chica linda, una latinoamericana, un francés, un hipster, uno de doble apellido, un oriental, una llorona, ninguno de ellos se ganó nuestra simpatía en el barrio. 


Y por último, la frutilla del postre: el jurado es la clave de todo este cachivache que es mejor olvidar.
Dicen que este año, Germán Martitegui decidió dedicarse a sus negocios gastronómicos. Lo bien que hizo. Fue una jugada inteligente de su parte y a la vez, una pérdida enorme para nosotros.
Narda Lepes ocupa la silla vacía. Fiel a su estilo, Narda desacredita al que tiene delante cada vez que puede, es prejuiciosa y antipática. 
Con este panorama, Christophe y Donato hacen lo que pueden. Ya no sonríen tanto. Les falta su amigo. Según palabras del vecinito, a Christophe le faltan además esos kilitos extra que lo volvían un gordito más feliz. 
No hay química entre ellos.  Ni física. Ni nada.
Tampoco está Peluffo para salvar las papas. Está la torpeza ¿impostada? de Marley que contribuye a que Dueños de la Cocina sea olvidable por donde se lo mire.

Si quieren revivir viejos tiempos y buenas críticas pueden releer ACÁ El fin del bajón del domingo, y ACÁ La fiesta interminable.

Para todos los demás que quieran unirse a nuestra crítica, pueden comprobar los hechos relatados en este post el próximo domingo, a las 22 horas, por Telefé. 

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