24 junio, 2016

Debo estar hablando con un ángel


Soñé que Nora volvía por un día. Durante esas veinticuatro horas se reencontraba con sus afectos, sus actores fetiche, sus fans, su vida.
La vecinita estaba ahí. Quería darle las gracias. Necesitaba decirle que ella fue fuente de inspiración para este blog, que no importan los años que pasen sus películas nunca pasarán de moda porque son curativas como un plato de sopa de verduras y estimulantes como un chocolate suizo.

El sueño me llevó a un viaje en el tiempo.
En 1996 John Travolta era joven y todavía tenía pelo en la cabeza. William Hurt trabajaba en cine y Andie MacDowell, no tengo mucho para aportar, era Andie MacDowell. Todos ellos fueron convocados ese año por Nora Ephron para hacer una película llamada Michael.
Es cierto que aún quedan un par de "tanques Ephron" para hablar en el barrio (Sintonía de amor y Cuando Harry conoció a Sally) pero abandonamos nuestra zona de confort y por eso decidimos viajar veinte años atrás.


Resulta que en los 90, Nora necesitó contar su visión sobre los ángeles y fiel a su estilo decidió dejar de lado la solemnidad. El ángel versión Ephron baila con canciones de Aretha Franklin, canta canciones de Los Beatles, huele a dulces, no viaja en avión, le encanta fumar y tomar cerveza, pero a pesar de esta primera impresión política o -mejor dicho- religiosamente incorrecta, Michael viene a la Tierra a enmendar corazones, a resucitar a un perrito Jack Russell adorable, a predicar el bien, a provocar encuentros inesperados y a pasarla bien, aunque sea por un rato.

Michael cuenta el viaje de dos periodistas de un diario sensacionalista que están a punto de perder sus puestos de trabajo, cuando llega a la redacción una carta de una señora que asegura vivir con un ángel y los invita a participar de la única e irrepetible experiencia de conocer y entrevistar al ser celestial que vive en su casa.
Con la esperanza de conseguir la nota que salvará su permanencia en el diario, Frank (William Hurt), Vartan (Bob Hoskins) y el perrito Sparky salen a la ruta. Dorothy (Andie MacDowell) se une a la aventura con un falso título de especialista en ángeles. La misión es convencer a Michael de realizar una nota en las oficinas de Chicago y ser la sensación del lugar.

Michael es una rareza en el universo Ephron. Pretende ser graciosa y no siempre lo logra.
Pretende ser una road movie, y lo es con ciertas licencias. 
Sólo el ojo experto del fan de Ephron sabrá apreciar ciertos detalles, sabrá leer sus marcas, detectar su huella, su humor y en definitiva, sabrá captar una historia de amor. Una distinta. Bien lejana a la de Harry y Sally o la de Joe Fox y Kathleen Kelly.


Ephron está en esa charla en el bar donde los personajes debaten sobre los distintos gustos de tartas dulces, en el relato de los matrimonios frustrados de Dorothy, en esos momentos melancólicos cuando los protagonistas se separan, se extrañan y suena de fondo I thought about you en la voz de Frank Sinatra. Y por supuesto, está en ese final (que no vamos a spoilear) pero donde es sabido que las cosas vuelven a su lugar y los personajes están con quien deben estar.
Y por esos detalles tan Ephron, incluimos a Michael en la lista de filmografía necesaria de la directora.
Nora Ephron siempre será nuestra amiga, no importa lo que haya querido contar en sus películas. 
La vecinita siempre estará allí para defender a su directora favorita y cada 26 de Junio, la fecha que decidió partir y dejar un gran vacío, le dedicará un espacio en su blog. 
Hoy miro a tu cielo rosa y desde este barrio te tiro un besito y te doy las gracias por tanto.

Te quiere, 
la vecinita de enfrente.


2 comentarios:

  1. Me encanta ver las pelis de Ephron y leer los artículos de la vecinita!!!

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  2. Me encanta ver las pelis de Ephron y leer los artículos de la vecinita!!!

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