12 marzo, 2013

Muriel Spark y los gatos

"Si uno quiere concentrarse profundamente en un problema, especialmente en algo que tiene que escribir o en un trabajo de papeleo, debe adquirir un gato. A solas con el gato en la habitación en que trabaja, el gato invariablemente se subirá a la mesa. La luz de una lámpara les proporciona a los gatos gran satisfacción. El gato se acomodará y estará sereno, con una serenidad que escapa a toda comprensión. Y la tranquilidad del gato gradualmente se le transmitirá a uno mientras está allí, sentado, de tal modo que todos los elementos excitables que impiden la concentración se apaciguarán y le devolverán a su mente el autodominio que ha perdido. No hace falta mirar al gato todo el tiempo. Su simple presencia es suficiente.
El efecto que tiene un gato en la capacidad de concentración es extraordinario y muy misterioso".


Muriel Spark, Muy lejos de Kengsinton.

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