15 diciembre, 2017

Balance cinéfilo 2017: Parte I

Vecinitos!
Bienvenidos a una nueva edición del balance cinéfilo de la vecinita.
Este año, vamos a intentar resumir el asunto en una pregunta: ¿por qué hay que ver (o no ver) la película?
En 2017 hubo poco cine bueno y muchas series. Creo que de eso no se vuelve.
Las series son el nuevo cine; pero antes de ocuparnos del tema serial los invito al resumen cinéfilo que incluye una historia de espías, una especie de western, un musical, una de terror espacial y algunas otras sorpresas.
Pasen y lean!

Aliados
Director: Robert Zemeckis

1942. El espía canadiense Max (Brad Pitt) llega a Casablanca con la misión de infiltrarse en territorio nazi y concretar un atentado. Su contacto y socia en la misión es Marianne (Marion Cotillard), una espía de la resistencia francesa que tendrá que hacer el terrible esfuerzo de fingir ser la esposa de Brad Pitt para no levantar sospechas. Inmersos en el fragor de la tarea, Max y Marianne se enamoran y comienzan una vida juntos en Inglaterra con bebé incluido. La paz familiar dura un año entre bombardeos y la sospecha que recibe Max de que su esposa haya sido todo este tiempo una agente nazi encubierta poniendo en juego la confianza de su marido, quien va a intentar descubrir la verdadera identidad de su mujer.

¿Por qué hay que ver Aliados?

Porque es prolija, cuidada y se nota el ojo de su director.
Por su fotografía, su vestuario, la reconstrucción de época y toda su apuesta old fashioned.
Porque además de ser un relato de espías, es una trágica historia de amor.
Y por supuesto, por el glamour y la química de la pareja Cotillard-Pitt. 
Hermosores los dos.

La La Land
Director: Damien Chazelle

Mia (Emma Stone) es una aspirante a actriz en busca del sueño hollywoodense. Mientras audiciona para papeles berretas trabaja de camarera en L.A. Sebastian (Ryan Gosling) es pianista en un club que lo ignora. Su sueño es abrir su propio club y rendir tributo al jazz más puro. Por esas cosas del destino, las vidas de Mia y Sebastian van a cruzarse y por supuesto van a enamorarse hasta un punto en que todo ese baile y ese clima colorido y feliz cambie el relato de la historia, y los protagonistas tengan que hacerle frente a una nueva realidad que pondrá a prueba ese amor de película.

¿Por qué hay que ver La La Land?

Por las canciones, el baile y el despliegue visual.
Porque es una película sobre los sueños.
Porque es clásica y moderna.
Y porque están ellos dos. ¿Hace falta aclarar algo más?

Hell or high water
Director: David Mackenzie

Dos hermanos en el estado de Texas se proponen asaltar la mayor cantidad de bancos con el objetivo de juntar el dinero necesario para no perder la granja familiar que el banco les reclama por impago. Mientras tanto, el brazo de la ley, un viejo policía de estado sigue los pasos de los muchachos para atraparlos.

¿Por qué NO hay que ver Hell or high water?

Porque tiene el ritmo cansino y árido de western. Si les gusta el género no será una carga. Caso contrario, ni lo intenten.
Porque al blondo Chris Pine y a su hermano les quedan muy bien los Levi's pero Chris sigue siendo ese chico de ojos claros sin expresión, sin emoción, sin nada.
Y por último, perdón Jeff Bridges, sos un genio de la vida pero el papel de viejo cowboy abatido ya nos saturó.

 Manchester by the sea
Director: Kenneth Lonergan

Lee Chandler (Casey Affleck) trabaja como encargado de edificio. Apenas empieza la película lo vemos en sus rutinas diarias y algunas changas de plomería y electricidad que le encargan sus vecinos, hasta que recibe el aviso de la muerte de su hermano mayor y su última voluntad: que Lee sea el tutor legal de su hijo, un chico adolescente que se niega a mudarse. Lee deberá trasladarse a Manchester, su pueblo natal, para hacer los trámites correspondientes y hacerse cargo de la nueva situación. Además, el regreso lo expone a un pasado trágico y al difícil reencuentro con su ex mujer (Michelle Williams).

¿Por qué NO hay que ver Manchester by the sea?

Porque les quedará la angustia en la garganta, en los ojos y en todo el cuerpo.
Porque no hay manera de levantar el bajón post Manchester.
Por el ambiente, el clima frío y sórdido de ese lugar, en la costa de Nueva Inglaterra.
Porque ya sabemos que si trabaja Michelle Williams es una para sufrir. Michelle debe ser la actriz de tragedia norteamericana contemporánea.
Por el aire a duelo constante.
Porque es opresiva.
Y al final, creemos que por lo único que debería verse es porque Casey Affleck nos hace vivir ese dolor tan intenso en el cuerpo.
Debería darle clases de actuación a su hermano, Ben.

Life: vida inteligente
Director: Daniel Espinosa

Una tripulación es enviada a una misión espacial para verificar si hay indicios de vida en Marte y por supuesto, como suele pasar en este tipo de películas del espacio, el equipo espacial emprende la vuelta o sigue yirando por el espacio pero con un bicho viscoso a bordo que empezará a crecer y a matar a todos por más trampas que intenten poner en su camino.

¿Por qué NO hay que ver Life?

Porque no hay sorpresas, porque hemos recorrido un largo camino de aventuras en el espacio con aliens a bordo. Justamente, porque no es Alien y nunca lo será.
Porque no hay empatía con los protagonistas. 
Porque trabaja el tan de moda Ryan Reynolds, pero es como si no estuviera. 
Porque la amenaza ya no asusta. 
Y porque sólo fuimos porque necesitábamos desesperadamente ver una pochoclera después de Manchester y sí, también porque necesitábamos ver una vez más al chico favorito de este barrio, Jake Gyllenhaal.
Siempre bello.

Fragmentado
Director: M. Night Shyamalan

Tres adolescentes son raptadas en una playa de estacionamiento por un hombre diagnosticado con un trastorno de identidad desasociada. En el lugar de encierro, Kevin (James McAvoy) va alternando sus personalidades. Algunas de ellas, parece querer ayudar a las chicas a escapar. Otras, son más peligrosas y desean que las chicas sirvan de sacrificio para una entidad que esperan despierte en cualquier momento.
Leído así parece un delirio, pero no. Vayamos a la pregunta del millón.

¿Por qué hay que ver Split?

Porque es de Shyamalan y no olvidamos que este director hindú hizo esa película inolvidable llamada Sexto sentido y también otras muy buenas como El Protegido o Los huéspedes. 
Porque tiene ritmo, suspenso y da un poco de miedito.
Por el epílogo que no pienso spoilear
Y porque McAvoy es uno de los chicos del Todas aman de este barrio y se luce.

La cordillera
Director: Santiago Mitre

Héctor Blanco es el presidente de Argentina. Lleva poco tiempo en el poder pero ya se nota que le pesan los palos, las críticas y la fama de ser un presidente poco carismático. Su primer gran desafío es su participación en una cumbre de mandatarios latinoamericanos en Chile. Durante su estadía el director va a exponer los negociados, el off the record, los debates y situaciones que terminan en acuerdos laterales. Además de la agenda política, Blanco (Ricardo Darín) deberá lidiar una cuestión personal con su hija (Dolores Fonzi) y una posible denuncia por corrupción por parte del ex yerno.

¿Por qué NO hay que ver La Cordillera?

Porque no aporta nada nuevo.
Porque si lo que pretenden mostrarnos son los negociados que suceden en la vida política, ya nada puede sorprendernos. No hay un efecto sorpresa, una bomba, un algo escandaloso. NADA.
Porque es inevitable que uno vaya a ver "la de Darín", pero no. Grave error. Darín no salva nada. Mucho menos, el resto del casting seleccionado.
Porque los presidentes de otros países parecen caricaturas grotescas, un chiste. 
Porque no había forma de acomodarnos en las butacas.
Porque toda la gente se levantaba de la sala.
Porque si pasa ésto, algo no funciona.
Y eso se llama La cordillera.

El martes próximo los espero con una segunda parte del balance cinéfilo 2017 mucho más amable, más linda, más recomendada.

Buen finde!

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