17 febrero, 2017

Nothomb y la belleza japonesa


En cuanto a Fubuki, no era ni diablo ni Dios: era una japonesa.
No todas las niponas son guapas. Pero cuando alguna decide serlo, las demás ya pueden prepararse.
Todas las bellezas emocionan, pero la belleza japonesa resulta todavía más desgarradora.
En primer lugar porque esa tez de lis, esos ojos suaves, esa nariz de aletas inimitables, esos labios de contornos tan dibujados, esa complicada dulzura de los rasgos ya bastan para eclipsar los rostros más logrados.
En segundo lugar, porque sus modales las estilizan y las convierten en una obra de arte que va más allá de lo racional.
Y, por último - y sobre todo -, porque una belleza que ha sobrevivido a tantos corsés físicos y mentales, a tantas coacciones, abusos, absurdas prohibiciones, dogmas, asfixia, desolación, sadismo, conspiración de silencio y humillaciones, una belleza así constituye un milagro de heroísmo.

(Estupor y temblores, Amelie Nothomb)



Empezar el año literario en un lindo lugar, con la lluvia de verano de fondo, y una de tus escritoras favoritas.
Como dice Ricardo Siri "Liniers": la vida es buena.

Buen finde!

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