22 abril, 2014

La belleza del mundo



Y resulta que en el barrio estamos recién llegados.
Extrañamos los 7 colores, los cardones, las llamas, los mitos populares, la Pachamama, el quesillo, la gente...
Entonces tuvimos la imperiosa necesidad de volver a manotear de la biblioteca algo que nos hiciera acordar a ese ritmo de provincia, al sol, al viento y a tantas cosas... 
Héctor Tizón, escritor jujeño, sabía cómo hacer para situarte en su provincia a través de las letras. 
La belleza del mundo es uno de nuestros libros favoritos. 
En la semana en que se inaugura la 40 edición de la Feria del Libro, va un fragmento para sentirnos de vuelta en ese lugar en el que nos sentimos como en casa. 
  

"También volvieron otra vez los cálidos días del verano, y las mariposas, los guancoiros zumbadores y los saltamontes y el arco iris en las tardes de sol y breves chubascos alternados.
Él la amaba sin condiciones y tal como la había conocido, sin pedirle nada a cambio, aunque algunas cosas podían llegar a avergonzarlo. Le había rogado muchas veces que tratara de no desperdiciar todas las tardes, ociosa, mirando a la calle, en la veranda, con los hombros desnudos, o a medio vestir, porque muy pronto serían la comidilla de todo el pueblo. "Si son tan muertos de hambre, Dios me ayudará a darles comidilla", contestaba ella divertida.
La realidad es intransigente; pero él veía el mundo, la vida, sólo a través de su corazón. Eso es lo que él amaba de ella, su gracia, su espontáneo desenfado, su inocencia."

(La belleza del mundo, Héctor Tizón)

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