05 diciembre, 2011

Encuentro conmigo

Este blog no se autodestruyó ni tampoco lo hará en los próximos 5 segundos, sólo está en silencio. Un silencio no deseado.

Los últimos meses del año, la vecinita (como casi todo el mundo en esta época) se vio desbordada de tareas, obligaciones y compromisos. Algunos lindos y amorosos, otros no tanto.

Rescato los primeros, los cumpleaños celebrados, el aniversario de casados, el viaje familiar a las cálidas tierras entrerrianas, el anticipo de los regalos navideños y el nacimiento de un nuevo hobby: las manualidades! La casa se llenó de goma eva, fieltro, papeles de diseño, pegamento universal. Por estos días, cualquier cartón que anda dando vueltas por ahí puede convertirse en una galletita de jengibre para adornar el árbol de navidad.


El blog sufrió las consecuencias del desborde y cayó en la volteada de los descuidos, pero no por eso en el olvido.

Hace un tiempo escribí que el vecinito todavía tenía muchas cosas por decir, gritar, recomendar y que por eso, a pesar de no contar con la frecuencia deseada, el blog iba a seguir existiendo...sigo pensando lo mismo.

Sigo queriendo este barrio y los caminos que me llevaron a conocer al vecinito de enfrente que hoy está a mi lado y cada vez que vemos, escuchamos o sentimos algo especial y él dice "esto va al blog", es un motivo más para querer este espacio. Porque este blog es tan mío como suyo.

El vecinito permitió encuentros, contactos, comentarios y se que siempre está ahí, aún en tiempos de desborde.

Por eso acá estoy, una vez más intentando salir a la superficie antes que se termine el 2011 entre nuevos libros de cocina, origami, agujas de bordar y un deseo anticipado para el 2012: volver a tener encuentros conmigo. Escribir, cocinar, leer, coser, amar, tolerar MÁS y, de ser posible, no olvidar documentarlo en el blog. Mi gran compañero.

Gracias por seguir ahí, con sus propios desbordes.

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