12 mayo, 2011

Pongamos que hablo de París




París, la voz querendona de la Sra. Sarkozy, Owen Wilson, para mi gusto el más encantador de la flia., la elegancia (y debilidad de la vecinita, perdón) de Adrien Brody, Marion Cotillard, lo más parecido a Brody en versión femenina, Kathy Bates, una gordita simpática y mejor actriz...

Todo eso y seguramente más podremos ver cuando llegue a nuestro país Midnight in Paris, la última película de Woody Allen presentada ayer, fuera de competencia, en el glamoroso festival de Cannes.

Podrán decir, murmurar y rebuznar contra Woody y sus tópicos, criticar a sus personajes frustrados, pero allí donde otros ven repetición y aburrimiento yo celebro una nueva oportunidad de ver todos esos chistes que vuelve a contar, sus personajes neuróticos, las relaciones que se van rompiendo y las nuevas que se construyen, el jazz, la literatura, las escenas exquisitas de ópera, los picnic en lugares soñados, el vino, los autos de colección, los lujos y también las miserias a las que somete a su elenco de ocasión.


En mi caso, no puedo sentir nada más que gratitud hacia una persona que durante tanto tiempo fue capaz de sostener la idea de hacer una película al año y cumplirlo.

Woody es y será mi favorito, aún cuando insista en mechar gente como Penélope Cruz o Antonio Banderas.

Puedo hacer la vista gorda, soportarlo y con un poco de suerte, hasta disfrutarlo.


Ahora sólo queda esperar la fecha de estreno incierta en Baires. Mientras tanto, algunas imágenes de lo que vendrá.


Una de esas escenas glamorosas que hacen que ame a Woody. Torre Eiffel de fondo.


Primera Dama y Owen Wilson en un mercado callejero parisino.




Cartel de promoción de la película. ¿No es hermoso con los trazos del Van Gogh de fondo?

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