03 diciembre, 2007

El mundo se derrumba

Mediodía de sábado. Niceto Vega y Scalabrini Ortiz. Entro a comprar café. Se supone que será un trámite pero todo conspira en mi contra. No desayuné y hay un sillón colorado, al lado de la ventana. Le pega el sol. Por un momento la escena se vuelve otoñal; la espuma del café con leche, los diarios. La gente ahí dentro parece no tener apuro. Me mimetizo con la situación. Me atiende una chica de humor envidiable aunque le toque trabajar en este sábado radiante. Te pago el café y me quedo a tomar algo por acá, le digo. Demasiadas explicaciones por ser desconocidas pero me interesa lo que ella o su patrón tienen para ofrecerme: café, un muffin de vainilla y el diario. Todo se reduce a un sucio intercambio de intereses. Hojeo el gran diario argentino (?). El sillón colorado me pertenece, al menos por un rato. Llega el café y el muffin. Bebo de a sorbos y sigo el caso de la odontóloga asesinada. Para cuando llego al suplemento cultural con nombre de material genético no quedan ni las migas del muffin. Dos ya es exceso.
Leo una entrevista a Daniel Guebel. Me acuerdo del día que vi luz y entré a una librería de Palermo Viejo. Guebel presentaba una novela y había asistencia perfecta en el lugar. Yo ahí, por casualidad. Después pienso que las casualidades no existen y el destino quiso que esa noche, camino a casa, terminara leyendo sus letras cuando todavía era una chica Palermo green.

Pérdida, quejas y amor. Falta el chan chan y es un tango pero no, es el título de la entrevista y ya compré. Sigo leyendo. Un escritor fracasado, miserable, abandonado por su mujer y una hija que lo visita. El escritor ventila sin asco la sufrida intimidad de su separación, la suya, la de Daniel Guebel. De eso se trata Derrumbe, su última novela.

Podrán criticar el recurso viejo y peludo de loser adorable pero siempre habrá alguien del otro lado que se conmueva con un perro llorón.

Son las seis de la tarde. No tengo el sillón colorado pero sí al perro. Tiene forma de tapa blanca y ahora duerme en casa.

Ya nada podrá derrumbarse.

2 comentarios:

  1. acá va una reseña sangrienta al opus aludido. Qué opina Valdo?

    http://lalectoraprovisoria.wordpress.com/2007/12/04/tradiciones-sanmartinianas/

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  2. ¿qué por qué no le dejó un video o una carta? Si a todos nos encanta que saquen los trapitos al sol! c'mon!

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