20 diciembre, 2007

Tristeza nao tem fin

Según la quiniela el 22 es "el loco". En la escuelita fuimos 22 aunque alguna vez supimos ser 30. La escuelita de los famosos fue una linda locura. Peleas, mudanzas, amores, odios, broncas, risas, pasillos. Hubo caídos en el campo de batalla, pequeños triunfadores precoces y una versión local y folclórica de los otros, los que llegaron a la isla de la calle Lavalle para sumarse a los sospechosos de siempre.
Tres años de sangre, sudor y lágrimas. No importa cuánto de cada cosa. Hubo Piccirilli para el recuerdo, Abelardo, el negro Fontanarrosa, bunkers afrancesados y pro. Hubo preguntones, muñecos de torta y retroactivos. Fiestas, algo de teatro, emoción y sangre. Sin sangre no se puede todo esto.

Hubo aciertos, equivocaciones pero también hubo unión. Y no es una publicidad de yerba mate ni un mensaje lacrimógeno típico de estas fechas. Fue volver por un rato a la secundaria donde todos conocen tu nombre y todos jugamos a ser movileros, productores, conductores.

Me llevo amigos, gente valiosa, consejos y recuerdos. Muchos. Intensos, como debe ser. Además de los amigos se que hay gente que seguiré viendo y eso me reconforta, y sino la vida misma se encargará de cruzarnos. O no. Como sea, fue un gusto. En serio teas.

Gracias totales.



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