11 febrero, 2014

Verás que todo es mentira

Christian Bale, Bradley Cooper y Amy Adams

Escándalo Americano empieza con una advertencia: "Algunas de estas cosas realmente pasaron", pero a medida que transcurre la última película de David Russell nos damos cuenta que todo es una gran mentira, pero una glamorosa: con muchas pelucas, glitter en los labios y música disco.

Luego de la advertencia inicial, vemos el minucioso trabajo de Christian Bale por cubrir su pelada y no podemos creer que ese mismo tipo, durante años, fue Batman. El mismísimo millonario Bruce Wayne ahora tiene panza, usa peluquín y toma pastillas para el corazón. Casi que merecería ganar el Oscar por la magnitud del cambio. 
Ese ánimo que Bale emplea para que su cabellera luzca presentable (aunque esto último es bastante discutible) no es casual. Ser un tramoyero requiere mucho esfuerzo y pasos a seguir. No se puede usar primero el spray, luego el peine y por último el líquido que fijará el gato en la cabeza. Hay un orden para todo y ese lema lo acompaña en la vida.

Christian Bale es Irving Rosenfeld, dueño de una tintorería que no es más que una pantalla. Su verdadera profesión es ser un estafador disfrazado de prestamista. Y no está solo. Irving encuentra una socia, amante y compañera tan desahuciada como él: Sydney Prosser, amante de la música de Duke Ellington, un talento que busca su lugar en el mundo. Después de zarandearse con poca ropa en los caños de clubes de mala muerte, prueba con un trabajo administrativo en una revista femenina cuando conoce a Irving. Se enamoran cual tortolitos y deciden trabajar juntos. En poco tiempo montan una pequeña financiera fantasma para gente desesperada que aporta un monto inicial en busca de un crédito que nunca llega.
El negocio parece marchar sobre ruedas hasta que el agente del FBI, Richie Di Masso, aparece en escena. A Richie no le interesa llevarse los laureles por dos estafadores de poca monta. Su objetivo es mayor: aspira atrapar a peces gordos, políticos ligados a la mafia y la corrupción. Lo que Richie no contaba es quedar embobado con Sydney, y un poco por su belleza y sobre todo por salir de la mediocridad en la que vive, le propone a la dupla ser la carnada para cazar a los políticos en cuestión, empleando su know how, a cambio de evitarse varios años de cárcel.
La frutilla del postre del operativo es el alcalde de New Jersey, Carmine Polito, interpretado por Jeremy Renner, un tipo que nos cae simpático por este barrio.
Todo esto es Escándalo Americano, aunque no queremos dejar de lado a Jennifer Lawrence, la esposa y ama de casa desesperada de Irving. A esta altura no puede haber película de David Russell que no incluyan sus gritos y sus escenas desaforadas. 
  
    
Escándalo Americano se convirtió en la niña mimada en la carrera a los premios Oscar. Es ambiciosa por su despliegue visual, su elenco de celebrities y la reproducción de la época del 70, pero la historia es lo que menos importa. Es la excusa para ver a este quinteto de personajes enmascarados que, por más brillos y lentejuelas que se tiren encima, intentan salir del fango en el que están.  

Escándalo Americano está nominada al Oscar en las siguientes categorías: Mejor Película, Mejor Actor (Christian Bale), Mejor Actriz (Amy Adams), Mejor Director (David O. Russell), Mejor Actor de Reparto (Bradley Cooper), Mejor Actriz de Reparto (Jennifer Lawrence), Mejor Guión Original, Mejor Montaje, Mejor Diseño de Producción, Mejor Diseño de Vestuario.

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