16 marzo, 2012

El té de las 5

Tarde pero seguro.

Descubrí Downton Abbey gracias a esta hermosa columna publicada el pasado 4 de Marzo en La Nación.En una época de pobres series televisivas ¿se convertirá la aristocrática y very british Downton Abbey en un oasis en el desierto?

La serie que atraviesa todas las clases
No hay mejor escapismo para un neoyorquino que vive en un departamentito de dos por dos con ratones (por más distinguido que sea el barrio) que sumergirse en el mundo de Downton Abbey

Por Juana Libedinsky LA NACION

NUEVA YORK.- Ahh, el placer de bajarse de la Bugatti, que el mayordomo avise que todo está en orden en casa y acerque un aperitivo Pimms con limonada para refrescarse. Quizá sea el momento para cambiarse a un blanco impecable para el tenis en cancha de césped y jugar un par de sets antes de que el valet y la dama de compañía acerquen fracs y vestidos largos porque vienen un par de amigos a comer.

Sí, no hay mejor escapismo para un neoyorquino que vive en un departamentito de dos por dos con ratones (por más distinguido que sea el barrio donde esté ubicado), y que tiene que guardar ropa en la heladera a falta de espacio, que sumergirse en el mundo de la serie de TV Downton Abbey . A tal punto que, por ejemplo, una ex novia de John John Kennedy (no se puede ser más americano que eso) organiza en su casa sesiones para ver la serie -ambientada en una mansión eduardiana- con amigos, té, scones y sandwichitos de pepino. Y Ralph Lauren, el mejor intérprete de lo que es ser de pura cepa británica para el resto del mundo, llevó el estilo Downton a la pasarela esta temporada.

Simon Schama, el gran historiador (británico) de Harvard, levantó una considerable polémica al sostener que la impronta cultural que está dejando la serie se debe a que los americanos simplemente van a consumir cualquier tipo de "necrofilia histórica" que venga del otro lado del Atlántico. Y dejó entrever que había algo de fantasía reaccionaria asociada al Tea Party detrás.

Pero no es sólo el llamado segmento ABC1 el que se dejó seducir por la serie, ganadora del Globo de Oro y del Emmy. Artículos recientes salieron a responder a Schama destacando cómo curiosamente era favorita dentro de grupos progresistas, feministas y el "Occupy Wall Street" en general.

El argumento esgrimido es que, a diferencia de los ejecutivos de multinacionales hoy, la elite de Downtown se preocupaba por algo más que sí misma. El matutino de centro-izquierda The Guardian llegó a sostener que "la estructura de clase existe en Downton en beneficio de los de abajo". Y los intelectuales "afrancesados" escribieron furiosos blogs citando terminos de Deleuze para pintar a la serie como una sociedad menos patética que la "sociedad de orden" actual, en la cual la competencia feroz entre individuos impide que la masa pueda eventualmente unirse y resistir? Seguramente también estén quienes, como esta redactora, ven el programa porque es ficción entretenida, hay lindos vestidos y actúa Maggie Smith. Pero resultan menos interesantes para todos los observadores culturales que están deleitándose con el análisis de las inesperadas implicancias filosóficas que está trayendo una mera serie de TV.

jil210@gmail.com.

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