17 marzo, 2011

Los clásicos nunca pasan de moda

Dicen que en el placard de toda mujer nunca debe faltar el vestidito negro. Conocido como el comodín que nos sacará de un apuro cuando pensemos que no tenemos nada que ponernos, el black dress no falla. Además es una prenda versátil. Queda bien con unos buenos tacos y también con ballerinas, sólo habrá que cambiar accesorios o agregar algún detalle de color. Desde chicas escuchamos decir que el vestidito negro es un clásico y esa condición puede aplicarse a muchas cosas y situaciones. Entre ellas, las buenas series. En particular, a Los Soprano.






Un zapping puede regalarnos momentos gloriosos de Friends pero no puede regalarnos a Tony Soprano en una sesión de terapia. Para eso hay que volver al origen, enterarse por qué el capo de New Jersey está deprimido y sufre ataques de pánico.


Hace unos días, acompañando en la misión al vecinito, empezamos a ver Los Soprano y resulta que la serie es como ese vestidito negro que tengo colgado en el placard: perfecto, vigente y de moda. Un clásico siempre a mano.


Vuelvo a redescubrir y confirmar lo mal esposo e intento frustrado de buen padre que resulta ser Tony Soprano. Sin embargo vuelve a enternecerme en sus intentos por reconstituir el vínculo con su madre o cada vez que baja la rampa en bata y pantuflas para buscar el diario. Me terminan simpatizando los muchachos de Tony; Silvio, Paulie y Christopher, entre tantos otros que pasan y eliminan según las temporadas y sigo detestanto a su tío Corrado Junior, su principal rival en el negocio.


Disfruto saber lo que vendrá...la aparición de Tony Blundetto, primo del gran Tony interpretado por Steve Buscemi, el viaje de Carmela (Edie Falco) la mujer de Tony, a tierras parisinas, los novios de Meadow, la nena de papá Soprano, el intento cinematográfico de Christopher, el lado oscuro del hijo menor, AJ.


Si bien en la serie abundan las referencias al cine clásico de mafiosos, Los Soprano no es una versión extra large de Buenos Muchachos o El Padrino, sino que es una de esas series que nos dejaban con ganas de más cuando teníamos que esperar semana a semana para ver cómo continuaba la historia.


James Gandolfini siempre será Tony Soprano, el capitán de su calle. Un buen intento de hombre que fuma puros de los mejores y que durante 6 temporadas hizo una serie brillante.


Como el vestidito negro. Una buena elección para cualquier eventualidad.

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