28 abril, 2016

Vértigo


Este post está dedicado a TODAS las personas que me acompañaron durante estos arduos meses. Ellos saben quiénes son. 



Terminó el BAFICI, empezó la Feria del Libro, se viene MASTICAR y nuestras queridas ferias solidarias gatunas.
Durante el próximo mes de Mayo la vecinita seguirá acumulando tópicos que quedarán en lista de espera porque tiene un as bajo la manga y es el momento de mostrar las cartas, de ver nuestra mano que viene cargada, mis queridos vecinitos...
Nos vamos con nuestros tecitos, nuestras series y libros y nuestras hermosas gatitas a otro barrio.
Nada cambiará para Ustedes. Mucho para nosotros.
Serán días de trabajo intenso, de cenar entre cajas, de buscar en qué canasto quedó el colador de la pasta, dónde la ropa del cambio de estación que se nos vino encima y cuándo nuestra cabeza dejará de retener datos de construcción y volverá a ocuparse de pensamientos más "normales".


El post de hoy sale con un café de por medio y un cupcake que nada tiene que envidiarle a los que comía Carrie Bradshaw en Manhattan.
Sin querer queriendo me despido de este hermoso barrio con el glamour que él merece y le damos las gracias por tanto. Fuimos muy felices acá.
El vértigo de estas últimas semanas le ganó a la nostalgia. No hay tiempo para lagrimear. Por eso, no hay mejor tema que el que acompaña el post de hoy. 

Les escribo en unos días, cuando logre acomodarme física y psíquicamente de todo lo que implica una mudanza.
Mientras tanto, GRACIAS por acompañarme del otro lado.
Los quiere

La vecinita de enfrente.

PD.:  Ahora sí, suban el volumen. 
1, 2, 3, 14! 
Allá vamos, Bono!


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