08 junio, 2012

Una sombra ya pronto serás

Despedidas.
La música, el cine, la literatura, la vida misma está llena de despedidas. Sin darnos cuenta nos despedimos todo el tiempo de gente, de lugares, de historias y buscamos otros espacios, nuevos elementos que contribuyan y definan nuestro pequeño tesoro personal.
Cuando abro el mío me siento dentro de una película: un haz de luz me ilumina la cara, el pelo se me alborota y caigo como Alicia en el pozo dispuesta a disfrutar del viaje.
En el trayecto hay risas, lágrimas, canciones, letras, aromas y personajes inolvidables como Dr. House.
Doy por sentado que todos saben quién es House. Y sino, bienaventurados los que recién deciden descubrilo. Tienen un largo camino, amigos.
House no es Sherlock Holmes, como dicen por ahí ni tampoco su amigo Wilson es Watson. A pesar de la sonoridad de las letras y de situaciones y elementos comparables a las aventuras del detective londinense, House no se hizo a costillas de nadie. House es House, por más rídiculo y obvio que suene. Durante 8 años él manejó los hilos a su antojo; hubo casos clínicos bizarros, amores y desamores, nacimientos, reality, cárcel, sexo, drogas y rock and roll.
Como en la vida, estos 8 años nos enamoramos fogosamente de/con House. Ese ardor devino amor tierno, maduro y responsable. Con el tiempo, House se convirtió en un compañero de vida. Hubo momentos difíciles y de letargo, aunque los menos.
Hace un mes le dije a una amiga que House se había vuelto irrelevante. Ya va a dejar de serlo - dijo ella, sabia como quien predice el futuro. El tiempo le dio la razón y a mí la confirmación que House nunca fue aburrido, estaba preparándose para brillar como en las mejores épocas.
En dos semanas Dr. House será una serie eterna, como Friends o Seinfeld. Se verá por siempre, cuando haya que hacer tiempo o para cubrir baches en la programación. Se verán desordenados y a deshora. Se verá el romance entre House y Cuddy mezclado con la separación entre Chase y Cameron, la enfermedad de Wilson con la autointernación de House, el romance Foreman-Trece y las infidelidades del Dr. Taub. Para aquel que recorrió paciente y amorosamente el camino no importa el orden, siempre será bienvenido.


Hoy y mañana Hugh "House" Laurie presenta su disco de blues en Buenos Aires. En su tiempo libre pasea de la mano con su mujer por el cementerio de la Recoleta. Visita la tumba de Evita y saluda con una sonrisa a todo el que se le acerca y lo llama por su apellido de ficción ¡House! Él sonríe y sabe que es un rockstar, no es Sherlock Holmes. Sherlock Holmes no sale en tapas de revistas como él ni diagnostica lupus o sarcodiosis.
House se despide y sólo nos queda decir...gracias.
Gracias por 8 años de buenas historias, risas, lágrimas y compañerismo.
Gracias por contratar en el equipo a gente como Trece, la Dra. Cameron, el hindú con destino trágico y la corta pero significativa participación de Masters; mis favoritos.
Y confieso: de haber estado en los zapatos de Cameron, yo también me hubiese enamorado de House desde la primera temporada.

Por último, gracias House por el viaje y bienvenido a mi tesoro personal.

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