13 mayo, 2008

Los hermanos sean unidos


"No tenemos dónde ir, somos como un área desvastada.
Carreteras sin sentido, religiones sin motivo.
¿Cómo podremos sobrevivir?"
(Prófugos, Soda Stereo)


Michael Scofield debe haber leído el Martín Fierro. Habrá memorizado hasta el cansancio la enseñanza gauchesca que pregona la unidad de los hermanos como ley primera, y no contento con esto no paró hasta encontrar la manera de hacer carne la idea de José Hernández, arriesgando su vida en cada intento, perpetuando con tatuajes su cuerpito gentil. Cualquier cosa es válida con tal de ayudar a su hermano: el machote y rústico Lincoln, acusado y condenado a muerte por un asesinato que no cometió. Lincoln (Dominic Purcell) no es más que el chivo expiatorio de una conspiración que involucra a las más altas esferas del gobierno de la que es partícipe "La Compañía", un grupo con intereses financieros y políticos que está dispuesto a todo con tal de eliminar del planeta a los hermanitos Scofield.
Prison Break inicia con los contados días de Lincoln en Fox River, una cárcel de máxima seguridad en las afueras de Chicago y el masterplan de su hermano, el bello Michael Scofield (Wentworth Miller), al que no le tiembla el pulso y simula un asalto bancario para ser enviado a la misma prisión.
La diferencia con cualquier película o serie del ámbito carcelario es que Michael está lejos de cumplir con el prototipo tumbero: es lo más parecido a un modelo Calvin Klein en un universo repleto de mafiosos, asesinos, violadores y todo tipo de lacra que fue a parar a la gótica fortaleza penitenciaria.
De aspecto prolijo y limpio Michael es buen amigo y mejor hermano pero, por sobre todas las cosas, es ingeniero civil y el estudio en el que trabajaba, porque alguna vez tuvo una vida más ordenada, tuvo a cargo la remodelación de la cárcel.
Un asalto estratégicamente planeado, un falso apellido, sus conocimientos en la disciplina en cuestión y el dolor de llevar tatuado en el cuerpo los planos de la cárcel camuflados entre figuras de ángeles y demonios es lo que deberá sacarlos del infierno.

Cada capítulo de Prison Break aportará datos para resolver el caso y empezar a desgranar el plan perfecto que se desarrolla en un clima tan denso que nada tiene que envidiarle a Misión Imposible.
Vale aclarar que las buenas actuaciones no recaen justamente en los sufridos hermanos, más bien, los personajes secundarios son los que se sacan chispas y compiten para ver quién es el más malo, el más sanguinario o quien de todos los involucrados en la fuga es el que merece mayor redención. Porque ese es sólo uno de los tantos problemas que deberá enfrentar Michael: no pueden irse solos y como consecuencia deberá aliarse con reclusos repudiables pero indispensables para materializar el escape. Mención aparte merece Theodoro Bagwell (Robert Knepper), más conocido como T-Bag. Así como el cine nos muestra ladrones de guante blanco, adorables y carismáticos (el caso de George Clooney como Dany Ocean en la trilogía de La gran estafa) T-Bag es el fugitivo más comprador, el villano más perverso que se convertirá en la peor pesadilla para Michael y los suyos y quien se llevará gran parte del protagonismo en la 2da. temporada, por encima de los hermanos carilindos.
Siguiendo el postulado aquel de "segundas partes nunca fueron buenas", Prison Break no es la excepción. Pierde la emoción original aunque nuevos condimientos pugnen por salir a la luz; un botín sustancioso por el que perderán la cabeza, guardiacárceles caricaturescos, muertes, rescates, romance y nuevos personajes como el agente del FBI, Alexander Mahone, que resulta insufrible pero nos conquista en esta 3ra. temporada que culmina el próximo martes 20.
Estéticamente la imagen de Prison Break cambió. Se volvió sepia, sucia y Michael acompaña el cambio. Ya no es aquel chico limpito y prolijo. Emocionalmente también se permite el desborde aunque sin abandonar del todo su pensamiento analítico.
Muchas cosas pasaron en el camino y ahora Lincoln tendrá la posibilidad de pagar tanta incondicionalidad y lealtad que su hermano le brindó durante estos 2 años. Distintos motivos lo llevaron a Sona, un recinto en Panamá que nada tiene que ver con Fox River. Un lugar más parecido a un circo romano donde deberá afrontar nuevos peligros y donde los enemigos se vuelven amigos. Por conveniencia, claro.
Por todo lo sucedido hasta el momento Prison Break no puede terminar bien. Todo está preparado para que algo trágico suceda en cualquier momento. Hasta suena ilógico y simplista un final feliz: la tienda de buceo que los hermanos soñaban montar en tierras panameñas.
Prison Break es de esas series "pochocleras". Pura diversión, puro ingenio. Su relato pertenece a ese universo de historias cargadas de peripecias, con personajes con tantos rasgos positivos como negativos y donde los caminos se mezclan y muchas veces se hace difícil discernir entre el bien y el mal.
En definitiva, una versión de la vida misma.

Final de Temporada: Martes 20, a las 22 por FX.

No hay comentarios:

Publicar un comentario