28 octubre, 2007

No te mueras nunca, Guille

Soy chilango. Nacido en el ‘58. Piscis, trece de marzo. Soy hijo de Carlos y Amelia; esposo de Maru; padre de Santiago y Mariana; hermano de Patricia, Carlos y Jorge; tío de Alan y hermano de esos otros hermanos que son mis amigos. No fumo ni bebo. Soy abstemio desde niño. Detesto a los que dicen: “Desconfío de los que no beben alcohol”. Detesto también a la gente pusilánime. Admiro a los intensos, a los que van con todo, a los que no se detienen ante nada: a los hombres y mujeres que dejan pedazos de piel por donde caminan. Carezco de olfato y me quedé calvo. Intenté ser boxeador de peso semicompleto y futbolista profesional. No lo logré. Pude ser un buen basquetbolista, pero me ganó la desidia y terminé como jugador de cascaritas de apuesta. Mido 1,88 y peso 90 kilos. Soy cazador. La cacería es uno de los últimos y más profundos ritos a los cuales puede acceder un ser humano. Nos enfrenta a las contradicciones más terribles: muerte-vida, belleza-crueldad. Otorga un sentido de identidad: entre el lodo, la sangre, el viento, la lluvia, el sol, descubrimos que pertenecemos ferozmente a la naturaleza. De ella han surgido todas mis historias. La literatura también es uno de nuestros últimos ritos. Contando historias los seres humanos podemos celebrar los hondos dolores de la vida. Por eso se siguen escribiendo novelas, cuentos y guiones. Por eso escribo yo…





Guillermo Arriaga: Mucho más que Amores perros y 21 gramos.

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