25 noviembre, 2008

Chico de tapa

Hace unos días pasé por el puesto de mi canillita amigo. Don José nunca se enoja si me pongo a chusmear alguna revista, me indica cómo viajar cada vez que lo necesito y no tiene nada que envidiarle a los puestos abarrotados de la calle Florida. Tiene un surtido interesante de revistas hedonistas, esas que muestran las islas Fidgi o las que te dicen con qué comida va mejor el champagne. Ahí, entre las islas Fidgi y el champagne encontré Esquire. Según reza el eslogan la revista de hombres interesantes. Adrien Brody confirma la teoría en la tapa. Le pregunto a Don José cómo es el asunto de la distribución. Mensual, me dice pero acá se recibe con delay. Es así, mi canillita también mecha alguna que otra palabra en inglés.

El precio está en euros aunque atrás, al lado de la sonrisa del chico de Armani, figura el local. Hojeo a las apuradas buscando la nota de tapa pero sólo veo publicidades de Dolce & Gabanna y una nota de los 50 años de Superman. Se que tengo coronita y Don José me deja manosear las revistas pero tampoco es cuestión de abusar. No tiene sentido tanta incomodidad cuando se que esa revista me está llamando, asi que mientras busco la plata le pido a mi amigo si por favor puede sostener el pequeño tesoro. Él la prepara. No sabía que se podía preparar una revista con tanto esmero, respeto y amor. Me imagino que Don José debe ser esa clase de persona que también le habla a las plantas. Plumerea a Adrien y después al chico Armani y repite la operación. La cara de Adrien queda momentáneamente cubierta por una bolsa transparente y mientras me la alcanza dice: no te vas a arrepentir, es una muy buena revista. Quiere justificarme el gasto que acabo de hacer? Ahí es cuando me pongo colorada, me agarra pudor por mi fanatismo afiebrado, como si el mismísimo Adrien Brody se personificara en el quiosco, en la esquina de Luis María Campos y Virrey Loreto.

Mientras le pago con un billete de 50 me llevo a Adrien embolsado. Espero el vuelto y digo no, no me voy a arrepentir. Tiene razón.

Hay quienes no resisten la tentación de un cuarto de helado, otros pierden la compostura en un shopping. A mi me puede Adrien Brody. Y aunque la bolsa pesa, es como tener uno de esos muestrarios de moda que se ven en las películas. Me siento un poco como Gabrielle Solis en Desperate Housewifes. Publicidades de autos que les falta volar, casas que son mansiones, ropa de diseñadores top...

Esquire es un gran muestrario de moda y glamour. Esta vez, la última faena de Manolete, película no estrenada en nuestro país, con Adrien Brody en la tapa es la excusa perfecta para llevarla a casa.

Gracias a Don José, el torero Brody vela por mis sueños, en una habitación de Caballito.

Fue una buena decisión.

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