Antes de escribirnos mails, enviarnos whatsapp, dejarnos comentarios en el "muro" o conectarnos a través de Skype, la gente escribía cartas. Inclusive había papelería especial para hacerlo, aunque la hoja era lo de menos. Lo importante era escribir, mantenerse en contacto, ir al correo o tirarla en un buzón y esperar a que el cartero hiciera su trabajo de mediador.
También se enviaban postales desde el lugar de veraneo, entre churros playeros y la sal del mar en el cuerpo.
En situaciones especiales, como cumpleaños o fiestas, ameritaba comprar tarjetas con saludos pertinentes.
Pasaron los años y ya nadie envía una carta. Ni siquiera es necesario estar frente a una computadora para enviar un mail. Con un teléfono celular, más o menos decente, es posible estar conectado.
Las postales son cosa del pasado. El viajero actual "cuelga" sus fotos en la red social, recibe comentarios y pulgares arriba, las retoca cual fotógrafo profesional gracias a los efectos lindos de instagram y rara vez arma un álbum en papel.
Las tarjetas de cumpleaños y fiestas son virtuales. Hay muchas páginas con modelos pre-determinados según la ocasión.
No reniego de los avances tecnológicos. Por el contrario, creo que todas las herramientas actuales -y las que vendrán - son y serán útiles y facilitadoras y sería imposible y retrógrado pensar lo contrario, pero en el fondo también soy de las que sigue comprando cuadernos y tarjetas. Como pueden leer al costado, en esa especie de carta de presentación de este blog, me gusta escribir a mano, en cuadernos de lindos diseños.
Todavía me sigue gustando entregar tarjetas en los cumpleaños o en las fiestas, y cada vez que puedo me animo a crear mis propios diseños o invento packagings originales para acompañar la sorpresa de un regalo.
Por suerte estoy rodeada de gente romántica que todavía escribe cartitas o se toman el trabajo de elegir una tarjeta en cada cumpleaños o fecha especial.
Por eso hoy, con música funcional alusiva, comparto con ustedes una parte de mi tesoro personal.
Pasen, lean y enciendan los parlantes. Quizá la música y las imágenes los inspire y tengan ganas de sentarse a escribir una carta de puño y letra, como dice el ex beatle.
Año...desconocido. Una de las tantas tarjetas entregadas a mi nona. Como podrán ver, por suerte, esta es una costumbre que pasa de generación en generación. |
Año 2005. Una de esas Navidades en las que mamá, además de hacer el vitel thoné, se dedicó a hacer tarjetas artesanales. Acá, su creación e inspiración navideña. |
Año 1988. Una de esas tarjetas que valen oro en polvo. 100% artesanal. Creación personal y única de una de mis amigas del alma |
Año 1982. La chica estilo Sarah Kay yel infaltable minino a los pies. Tarjeta enviada para mi cumpleaños n° 7 de parte de mi tía del corazón |
No hay comentarios:
Publicar un comentario