17 agosto, 2013

Plan de finde: el niño interior

Fuente Cine Lessons
Dedicado a mi mamá y a mi abuela 

Cuando era niña me gustaba:
  • Ir a comprar galletitas sueltas al almacén de Doña Carmen
  • Jugar con la Barbie en la puerta de casa
  • Andar en patines
  • Comer galletitas de maicena
  • El naranjú, las mielcitas y los caramelos fizz
  • La montaña de abrigos que mamá improvisaba en la butaca del cine cada vez que se interponía un alto en mi visión
  • El álbum de figuritas de Sarah Kay, Snoopy y Frutillitas
  • Los libros "Elige tu propia aventura"
  • Ir al videoclub de barrio
  • Las películas de Disney
  • Jugar a ser arquitecta con tapitas, rastris, maderitas y cualquier reciclable y crear espacios donde sucedían historias fantásticas con muñequitos de Jack
  • Intercambiar cartitas y tarjetas con mis amigas del colegio.
  • Acompañar a mi abuela en las pruebas de vestidos de sus clientas

Hoy ya no soy una niña y las cosas cambiaron un poco, pero sólo un poco porque en el fondo todavía me gusta:
  • Andar en patines
  • Las películas de Disney
  • Las cartitas y tarjetas - hoy llamados mails - que recibo y escribo a mis amigas
  • Las galletitas de maicena que todavía se consiguen en los grandes supermercados

Nada se pierde, todo se transforma como dice mi amigo Jorge Drexler, y entonces...
  • El almacén de Doña Carmen dio paso al supermercado y las latas de galletitas Bagley se cotizan en algún lugar deco de Palermo. Hoy las galletitas se compran envasadas en el super o si uno quiere recuperar el gusto por lo casero, se hornean una tarde de domingo.
  • La inseguridad hizo que ya no fuera posible jugar en la puerta de casa. Pensamos en vivir enrejados, acovachados y por momentos, aislados.
  • En el cine ya no es necesario aplastar abrigos. Existen unos banquitos de plástico a medida que encajan en la butaca, pero se me ocurre que deben ser fríos y duros...no como los abrigos de mamá.
  • El videoclub de barrio, como el almacén, dio paso a grandes cadenas importadas. Primero fue Errol's, después Blockbuster. No voy a negar que disfruté los beneficios de recorrer góndolas de películas y llevarme el combo "película-helado-chocolate", pero esas cadenas eran grandes tiendas y como tales desconocían el trato personalizado del videoclub de barrio. Los chicos uniformados de Blockbuster te pedían tu credencial, los tres chicos gordos con pinta de ex rugbiers del videoclub "Mar" te llamaban por tu nombre y si pedías, te recomendaban una de suspenso o se seguían riendo como niños con las películas de Chevy Chase.
  • Los rastris y los muñequitos de Jack siguen existiendo, pero también existe la Play y la Wii y la diversión ya no pasa por inventar historias fantásticas, sino por sobrevivir en una historia épica o matar a un criminal.
  • "Elige tu propia aventura" y las figus también sobrevivieron el paso del tiempo, sólo que ahora Frutillitas y Sarah Kay fueron vilmente reemplazadas por Hello Kitty y Violetta. Los libros, por suerte, siguen siendo una aventura.
  • Hace poco volví a ver mielcitas y caramelos fizz, pero ¿quién quiere hoy chupar un plástico con un colorante extraño en su interior? Hoy prefiero y hago mi propia limonada en casa, elijo miel orgánica y los fizz... SIIII! Todavía no se qué tienen y prefiero no averiguarlo, pero ese burbujeo en la boca es impagable!!!!
  • Ya no puedo ver las pruebas de vestido que hacía mi nona pero sí puedo recordar lo bien que la pasaba cada vez que veía un vestido de novia o uno de madrina.
Crecí rodeada de amor, entre telas, perros y gatos, galletitas de almacén, libros y películas.
No sé si muchos niños hoy pueden decir lo mismo. Lo que sé es que a pesar de las adversidades, tuve la infancia más feliz que uno puede tener. La misma que me gustaría transmitirle a mis hijos...cuando lleguen.

Feliz día del niño!

Gaby, versión aniñada
gracias al ojo fotográfico del tío marplatense.

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