Me matan los ojos de tu gata, me dijeron recién. Y yo sonreí orgullosa, compartiendo el código gatuno con la chica de la casa de fotos.
Malena tiene eso que no sé explicar, algo en los ojos que parecen decir -según la ocasión- te quiero, me encanta que vengas a visitarme, te extraño, tengo hambre, me duele...
No se qué me han hecho tus ojos, pero tampoco quiero averiguarlo.
Quiero seguir mirándolos y sentir que todo va a estar bien.
Entonces rezo, como decía Charly cuando tenía voz. Rezo por la gata más fiel que se pueda tener.
Por Malena y todo lo que vivimos juntas y lo que vendrá.
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