28 noviembre, 2017

10 Lecciones cinéfilas

Porque el cine no sólo entretiene, también educa y deja lecciones cinéfilas.
Algunas del dream team que leerán a continuación fueron reseñadas en posteos anteriores. Otras, en cambio, auguran un lugar futuro en la nube. Mientras tanto, vale la pena citarlas y homenajearlas porque todas me enseñaron cosas importantes de la vida. Buenas y malas, como debe ser.
Lo que sigue a continuación no es un balance, es sólo un recorte caprichoso escorpiano, mi selección de imperdibles.
Pasen y lean!


Te deprimes cuando engordas o cuando llueve mucho. Te pones triste, eso es todo. De repente, uno tiene miedo y no sabe por qué. Cuando me siento así, lo único que me ayuda es subirme a un taxi e ir a Tiffany's. Me calma los nervios enseguida. Es tan silencioso y soberbio. Allí no puede ocurrir nada malo. Si encontrara un lugar que me hiciera sentir como Tiffany's entonces compraría muebles y le daría un nombre al gato.

Desayuno en Tiffany's, Blake Edwards

Desayuno en Tiffany's es la película que toda vecinita debe ver no una vez en la vida...mil veces. Nunca podré aburrirme de Audrey Hepburn, del romance, de New York y de ese gato sin nombre que abandona bajo la lluvia. No quisiera spoilear nada pero por suerte, hay rescate. Felino y humano. Y toda la secuencia, aunque dramática, es tan hermosa como oír a la Hepburn cantar Moonriver desde el marco de su ventana.

(Moonriver ganó el Oscar como Mejor canción en una película y también se llevó el de Mejor banda sonora)

- Te conté dos historias sobre lo que pasó en el Océano. Ninguna explica qué causó que el barco se hundiera y nadie puede probar cuál historia es verdadera y cuál no.  En ambas historias, el barco se hunde, mi familia muere y yo sufro. Entonces, ¿qué historia prefieres?
- La que tiene al tigre. Esa es la mejor historia.
- Gracias. Y así es con Dios.

Life of Pi, Ang Lee

Life of Pi es una obra descomunal, un despliegue visual que no pueden pasar por alto. Mucho menos si detrás está el ojo oriental de Ang Lee. Es cierto, este barrio es fan de su cine pero además Life of Pi está llena de lecciones. Ya no importa si son cinéfilas ni tampoco importa qué religión profesen o sigan. Quizá, Life of Pi se convierta en su nueva religión y aprendan a sobrevivir en un bote con un tigre de Bengala como compañero de ruta. Mi compromiso de hablar largo y tendido sobre la historia de Pi y el tigre Richard Parker sigue pendiente. Y mi amor por ella, intacto. Aunque llore como una condenada cada vez que decida verla.

(Ang Lee ganó el Oscar como Mejor Director por Life of Pi. Además, se llevó la estatuilla dorada por su fotografía, efectos visuales y banda sonora)


Cuando el perro muerde, cuando la abeja pica,
Cuando me siento triste,
Simplemente recuerdo mis cosas favoritas
Y luego no me siento tan mal.

The sound of music, Robert Wise

Aflojemos con el llanto. Al menos, por una escena. ÉSTA escena.
The sound of music, también conocida como La novicia rebelde, es obligatoria y envejece bien. Se disfruta más con el paso de los años. La historia de froilan María y el Capitán Von Trapp es tan conocida en el mundo cinéfilo que voy a hacer de cuenta que todos la vieron. La foto que ilustra este breve post es una de mis favoritas. Asustados por la tormenta, el piberío del Capitán Von Trapp ahuyenta sus temores cantando sobre sus cosas favoritas. La canción en cuestión, My favorite things, enumera cosas ñoñas y adorables como los bigotes de los gatitos, mitones de lana calentitos, paquetes envueltos en papel marrón atados con cuerdas y los inviernos blancos que se derriten en primavera, entre otras cosas. ACÁ pueden revisitar el post cuando la vecinita habló de esta escena en particular. Hoy, era inevitable volver a ella e incluirla en este decálogo. 
Además, creo que es una linda idea hacer una lista de sus cosas favoritas.
Teman o no a las tormentas.

(The sound of music arrasó en los Oscar. Se llevó el de Mejor Película, Mejor Director, Mejor banda sonora, Mejor montaje, Mejor sonido)


Con un poco de suerte, el año próximo estaré saliendo con alguna de estas chicas. Pero por ahora, déjame decir fuera de cualquier esperanza, y sólo por ser Navidad, (y en Navidad uno dice la verdad) que para mi eres perfecta y mi desgastado corazón te amará hasta que te veas así.
Feliz Navidad.

Love actually, Richard Curtis

El cine nos regala escenas perfectas. Ésta es una de ellas.
Me atrevo a decir que Realmente amor (Love actually) tiene una de las mejores declaraciones de amor. (La otra es: Simplemente soy una chica, pidiéndole a un chico que la ame - Notting Hill)
Lo que hace el actor Andrew Lincoln, con sus carteles y el collage es tierno, adorable, gracioso y amoroso. Conmueve tanto a hombres como a mujeres. Nadie puede resistirse a esos carteles, con ese villancico de fondo, y la mirada de amor de Andrew. Bueno, nadie no. Aparentemente, la escuálida Keira  no tiene corazón. Un motivo más para boxearla y no quererla.
Es cierto que ya mencioné la escena de los carteles ACÁ y ACÁ también, cuando hablé sobre 10 razones para ver esta película, pero nunca es demasiado.
Siempre tenemos ganas de Love actually. 
Siempre vamos a tener ganas de ver bailar al Primer Ministro y de volver a llorar con Emma y su disco de Joni Mitchell.
Pero sobre todas las cosas, siempre vamos a buscar la excusa perfecta para ver la repetición asegurada por el canal de aire, la tarde del 25 de Diciembre.



Era uno de esos días en que está a punto de nevar y el aire está cargado de electricidad. Y esa bolsa está bailando conmigo, como un niño pidiendo jugar, durante quince minutos. Ese día descubrí que existe vida bajo las cosas y una fuerza increíblemente benévola que me hacía comprender que no hay razón para tener miedo. Jamás. El video es una triste excusa, lo sé, pero me ayuda a recordarlo. Necesito recordar, a veces, que hay tanta belleza en el mundo que siento que no lo voy a poder aguantar y mi corazón va a explotar.

American beauty, Sam Mendes



El año que se estrenó Belleza americana era la favorita de los Oscar. Y también era mi favorita. A veces, hay coincidencia. Y hablando de coincidencias, estoy segura que muchos vecinitos van a darme la razón cuando diga que la escena de la bolsita es una de las mejores de la película de Sam Mendes. Es hipnótica y deja huella porque al día de hoy, y a pesar del paso del tiempo, cada vez que veo flotar una bolsita recuerdo esta escena. 
Podríamos hablar de muchas escenas, pero me quedo con ésta y con la idea de la belleza de las cosas de la vida. Aún cuando la película aborda una sucesión de desastres, los últimos cinco minutos es una enumeración de esa belleza que ya no es americana, es universal.

(Tal como estaba previsto, en el año 2000, Belleza americana cosechó estatuillas doradas. Se llevó el Oscar a la Mejor Película, Mejor Director, Mejor Guión Original y Mejor Actor a Kevin Spacey)




Cuanto más sepas quién eres y lo que quieres, menos permites que las cosas te alteren.

Lost in Traslation, Sofia Coppola



Quizá no hablé de esta película pero sí de mi amor fanático por el cine de la hija de Francis Ford Coppola. Esta película es ese amor total que siento por las tierras niponas y su cultura. Es sobre la soledad, la comunicación o la falta de ella y la supervivencia en un entorno tan alienante y a la vez tan fascinante como Tokio.
Y además, está Bill Murray para hacer tu vida mejor.
 Una de mis películas cabeceras. Forever and ever.


(Sofía Coppola ganó el Oscar al Mejor Guión original)



El hombre que dijo "Preferiría ser afortunado que bueno" tenía una profunda perspectiva de la vida. La gente teme reconocer qué parte tan grande de la vida depende de la suerte. Da miedo pensar que sea tanto sobre lo que no tenemos control. Hay momentos en un partido en el que la pelota alcanza a pegar en la red, y por una décima de segundo puede seguir su trayectoria o bien caer hacia atrás. Con un poco de suerte, sigue su trayectoria y ganas. O tal vez no y pierdes.

Match Point, Woody Allen



Woody Allen venía de hacer películas menores como Melinda y Melinda y La vida y todo lo demás, hasta que llegó Match Point y rompió esa racha. Con la frase citada arriba en la voz en off del protagonista, ópera de fondo, y la secuencia inicial de la pelota de tenis a punto de convertirse en ese momento del juego que da nombre a la película, cuestiona metafóricamente la suerte y el azar. Y con eso solamente capturó toda nuestra atención.
Es un preámbulo auspicioso y soberbio que no decae. El entorno es elegante, los diálogos geniales y el casting impecable. Eso no es ninguna novedad porque sabemos que el viejo Allen maneja esos hilos a la perfección. Lo interesante es la filosofía del crimen y el castigo, la tragedia a lo Shakespeare con un final que retoma la metáfora inicial para explicar la cuota de azar que también está presente en la justicia, el miedo que produce la falta de control, y esa escena terrible de la foto, cuando Scarlett se le aparece en la puerta de la empresa a los gritos, reclamando que el protagonista se haga cargo de sus faltas, de sus errores y de todas las mentiras prometidas.
La mentira no es la que va. 
Nunca puede ser la solución.
Apesta. 
En Match Point y en la vida. 
Siempre.
Sépanlo.



No dejes que nadie defina tus límites por el lugar del que vienes. Tu único límite es tu alma.

Ratatouille, Brad Bird

La historia de la ratita cocinera es esa película adorable que siempre nos da hambre, ganas de París y renueva nuestros sueños. Porque como dicen en la peli: Cualquiera puede cocinar. 
Aunque no crean suficiente en esta máxima, sí crean en sus sueños. Aún cuando estén más cerca del torpe chico Lingüini que de la sofisticación del chefcito Remy.

(Ratatouille ganó el Oscar a Mejor Película animada)

Lo curioso de esta forma de comunicación es que es más probable hablar de nada que de algo, pero sólo quería decir que para mi, toda esta nada ha significado más que muchos algo.

Tienes un email, Nora Ephron

¿Cómo no íbamos a incluir una lección cinéfila de nuestra hada madrina? Tienes un email es perfecta, casi tanto como Insomnes en Seattle, pero esta escena de la visita inesperada del villano Joe F-O-X que sacó del negocio a nuestra heroína, Kathleen Kelly, es una de mis preferidas.
Ella ya vendió todo. Se quedó sin su negocio adorable. Está resfriada y todavía no sabe qué va a hacer de su vida. Él le cae de sorpresa en su casa e intenta ser su amigo. Le lleva margaritas y eso suma. Él ya sabe todo de ella porque aunque en la vida real sean enemigos, en la vida virtual sucede todo lo contrario, sólo que Kathleen todavía no lo sabe. La idea es que ella, así de resfriada, estaría hecha un desastre, pero no. Su cara, ese corte de pelo y sus mohines nos dicen lo contrario. Todas nosotras quisiéramos estar así cuando nos resfriamos. Y Joe Fox, por primera vez y en mucho tiempo, le dice cosas amables, le lleva las flores, le prepara un té, la arropa y le dice que se cuide, que sería una pena no ver Nueva York en primavera.
Amor.
Sólo eso.
Amor por Ephron y por ellos dos. 



El mundo no se divide entre buenas personas y mortífagos. Todos tenemos luz y oscuridad en nuestro interior. Lo que importa son los caminos que tomamos, eso somos en realidad.

Harry Potter y la Orden del Fenix

Cierro con Potter, the boy who lived.  Así, tal cual como empezaba el libro. Desde ese primer momento amamos su historia y años más tarde cada una de sus adaptaciones cinéfilas. 
Pobre de aquel que crea que las de Potter son historias para niños.
Arriba, una frase de muestra y una foto única para recordar de paso al inolvidable Alan Rickman o Profesor Snape.

Hasta el viernes, vecinitos!

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